Toma lo conocido para elaborar un producto nuevo.

Siempre llevamos a los alumnos de lo conocido a lo desconocido.


Colocar a un Niño en las manos de un maestro es darles la oportunidad de entrar juntos en la desafiante aventura de enseñar, aprender y, apropiarse de los privilegios que tienen, como criaturas hechas a la imagen de Dios, de conocer, comprender y vivir a la altura de los descubrimientos que juntos logran adquirir.

El alumno no aprende por casualidad, sino que sus nuevos conocimientos serán el resultado de una guía y acompañamiento de MAESTRO-ALUMNO. De la misma manera, el éxito de la labor docente del maestro será el resultado de su habilidad en aplicar en su clase los principios educativos que son básicos en la elaboración de todo plan de enseñanza.

Por medio de conocer cómo es su alumno, qué necesita y cómo aprende, puede el maestro saber qué enseñar y cómo enseñar.

Usará las herramientas tecnológicas del momento, para hacer un seguimiento virtual de discipulado.

Cómo aprende el alumno. El alumno aprende por medio de sus experiencias, que pueden ser directas e indirectas. 

Por lo general las experiencias se adquieren por medio de los cinco sentidos:
vista, oído, tacto, olfato y gusto. El alumno aprende mejor cuando en una actividad intervienen una combinación de los sentidos.

El año trae 52 domingos

52 horas de clases bíblicas no alcanzarán para transformar las próximas generaciones.

Se calcula que tienen que ser no menos de 300 horas anuales. 

Te dejo este desafío

Dios te de Gracia y sabiduría.

 

Photo: Yannis H / Unsplash