“¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas?”

Salmo 106:2

El salmista se preguntaba quién después de él, contaría las maravillas, prodigios y milagros de su Dios.

En nuestro devocional familiar o cuando estamos al frente de las clases de escuela bíblica es donde cobra vida, en la mente de los niños, toda historia escrita en su Palabra.

“No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo… A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos…”

Salmo 78: 4,7

Dios nos demanda transmitir todas sus obras a las siguientes generaciones, comenzando con los niños. No debemos esconder estas historias a los niños. Tenemos que contárselas para que su esperanza este en él y guarden sus mandamientos. Las historias nos guían para amar y obedecer a Dios.

“Todo esto se ha documentado para amonestarnos”

1 Corintios 10:11

A todos nos gusta oír una historia, especialmente a los niños. Y a ellos les encanta actuar las historias que oyen. Obsérvalos cuando juegan.

Ellos son los indios y los vaqueros, son policías y ladrones; la actuación es la gran oportunidad para enseñar verdades espirituales.

Imagen: rawpixel.com – freepik

La inspiración surge en el patio de la casa, bajo un árbol o en una plaza, una casita de madera, o una carpa india hecha de sábanas, con palos de escobas como caballos, linternas, cajas de cartón, disfraces de materiales sencillos etc. 

Las dramatizaciones de historias bíblicas ayudan al niño a:

  • Poner mayor atención a la lectura de la Biblia.
  • Entender  y recordar mejor las historias.
  • ver y vivir la fidelidad de Dios.
  • Meditar en las Escrituras, jugando y actuando.
  • Es un método eficaz para probar si el niño está escuchando y entendiendo la historia Bíblica
  • Aprenden que esas personas eran igual que nosotros.

En las historias bíblicas vemos a Dios revelarse como justo, misericordioso, paciente, fiel y todopoderoso. Lo vemos como el padre que disciplina a sus hijos y como fiel liberador y redentor. Ayude a que sus hijos lo vean tal cual.