Después de la visita de un misionero a su escuela bíblica, Philip Zacharia quedó muy conmovido al escuchar que, el estado de Bihar, de donde venía el misionero, no tenía electricidad, carreteras, ni seguridad para la vida. El lugar era conocido como «el cementerio de los misioneros», y con esto, el visitante desafió a los estudiantes a orar por el estado de Bihar.
Philip oró semana tras semana para que el Señor enviara a alguien hasta que Dios le respondió “No es otra persona, tienes que ir”, cuenta Philip. Philip obedeció como fiel soldado. Rápidamente aprendería que nadie quería oír de Cristo y que, como cristianos, se les consideraba de una casta baja «intocable».
Lejos de desanimarse, Philip se puso en ayuno, pidiéndole a que le mostrara qué debía hacer ahí. Fue entonces cuando Dios le dió una visión para iniciar una escuela en Bihar. El Señor le ayudó sobrenaturalmente para iniciar la escuela, y esto provocó que la gente lo viera como una autoridad, en lugar de un misionero. Pero después de 10 años, sólo tres personas habían puesto su fe en Cristo.
Cuando los extremistas supieron de estas tres personas, comenzaron a perserguirlos pero Dios los libró en cada oportunidad. Ahora, el ministerio de Zacharia ya ha plantado cientos de iglesias en casas, ha otorgado un total de más de 1.800 becas en Bihar y en otros cinco estados, así como también varias iglesias ya se reúnen en sus propios edificios. Las cuatro escuelas de su ministerio nuclea un total de 3.500 niños.
El ministerio que Dios comenzó a través Zacharia también ayudó a la formación de liderazgo, la alfabetización, la asistencia médica básica, la formación profesional de las mujeres y un hogar para niños proporcionar alimentos, ropa, atención médica y educación para los niños huérfanos y abandonados.
Ciertamente uno no conoce los planes que Cristo tiene para la vida de cada persona pero, si ponemos la confianza en nuestro Señor, Él hará grandes cosas en y a través de nuestro caminar.