Un joven cristiano en la nación mayormente budista de Laos, dijo que fue severamente golpeado por miembros de su familia, por su decisión de seguir a Cristo.
Puertas Abiertas Estados Unidos compartió el lunes la historia de Cheu, un muchacho de veinte años, que tuvo que escapar de la ‘tiranía’ de su propia familia luego de convertirse a Jesús.
«Un día, mi hermano y mi tío vinieron a mi con mentiras. Me invitaron a ir a su casa, a lo que accedí sin dudar. Yo no sabía que al llegar a la casa de mi tío, me atarian y golpearian como lo hicieron. Decían que debía volver a mi antigua fe, o continuarían golpeandome,» contó Cheu.
«Ellos me ataron con sogas las manos detrás de mi espalda. Mi hermano, un hombre de estatura media, pero de sólida contextura, usó el lado de sus palmas para golpearme por el cuello y el rostro una y otra vez. Estuve maniatado desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde.»
El joven explicó que su hermano y su tío le amenzaban que lo golpearian hasta morir si no renunciaba a su fe cristiana.
Cheu se volvió a Dios en oración, pidiéndole que perdone a su familia a y él mismo.
«Después de orar, le mentí a ambos diciéndoles que volvería a mi antigua fe. Entonces ellos me desataron. Tan pronto como me liberaron, regresé a mi casa. A la mañana temprano fui a buscar a mi esposa de la casa de mi cuñado,» relató Cheu.
«Tomamos un autobús para escapar y aquí estamos. Hasta ahora, mi tío, mi hermano y mi familia no saben donde estoy, pero sé que me están buscando. También oí que junto con el jefe de la aldea, le han dicho a todos que si regreso, me golpearán hasta matarme esta vez.»
Cheu y su esposa están siendo asistidos por una iglesia evangélica que provee alimentos, refugio, amor y cuidado a cristianos perseguidos.
«Extraño a mi madre, pero a pesar de lo que me ha pasado, estoy muy feliz de creer en Jesús. Puedo adorarlo y creer en Él, y tengo paz en mi corazón. En cuanto a mi, me quedaré en este lugar, pues aquí puedo seguir y alimentar mi fe en libertad,» remarcó Cheu.
Puertas Abiertas Estados Unidos, que ayuda a cristianos perseguidos en todo el mundo, posiciona a Laos en el puesto 24 de su lista de países perseguidores de creyentes. «Cristianos que se rehusan a participar en prácticas budistas son tomados como amenzaba para la cultura tradicional,» destaca Puertas Abiertas.
Un número de historias acerca de persecución en Laos se han vuelto de conocimiento internacional.
Autoridades arrestaron a un hombre por orar por una mujer enferma en 2015, luego en prisión le negaron asistencia médica y le dejaron morir.
El hombre de 61 años padecía diabetes, durante su condena solicitó permiso para tratarse su condición que empeoraba cada día, pero los oficiales le negaron el pedido y acabó falleciendo en prisión.