Nassif Malagara, de Parish Kakira en Uganda, fue con un vecino a una Iglesia en un pueblo cercano, allí escuchó del Amor y Salvación que Dios tenía para él. Con tan solo 9 años decidió rendirle su vida a este Dios de Amor. Al final del servicio, Nassif se quedó atrás y luego siguió al pastor de la iglesia y le dijo que quería aceptar a Jesús como su Salvador. El pastor oró con él, al terminar, Nassif se fue.
De regreso a casa, Nassif no quiso asistir a la escuela islámica ni participar en otras actividades musulmanas. Su padre, Abubakar Malagara de 36 años y su madrastra, Medina Namwaje, de 35 años, supieron entonces que se había convertido al cristianismo. Le prohibieron comer y Nassif tuvo que ir a escondidas a casa del vecino por comida. Cuando su padre le sorprendió comiendo, comenzó a golpearle con palos, pero, hasta que Nassif ogró escapar y esconderse, pero no por mucho tiempo. “Mi padre me siguió y me agarró de nuevo en la granja donde me ató a un árbol de plátano y me prendió fuego”, declaró Nassif.
Los vecinos lo rescataron y le llevaron al hospital. Nassif tenía quemaduras en todo el cuerpo. Los residentes de la zona y la policía arrestaron a Abubakar Malagara pero, fue puesto en libertad bajo fianza. Mas allá del horror vivido, Nassif vivirá con un familiar al salir del hospital, donde espera recuperarse y continuar con su fe.
A su corta edad, Nassif es un ejemplo para todos los creyentes. Sin importar las represalias, y a pesar de haber vivida una situación tan traumática, no ha abandonado su fe en Cristo, ni lo hará. La historia de Nassif nos llena el alma de fe y fortaleza para seguir nuestro Camino, como aquél viejo himno bien lo dice:
«He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás…»