Lentamente empezó a recordar lo sucedido, cómo había estado dirigiendo una reunión de oración cuando unos 10 naxalitas aparecieron y le secuestraron. Le habían golpeado, atado sus manos y le arrastraron por el bosque hasta su campamento. Por la noche, le habían llevado maniatado y con los ojos vendados por las carreteras del pueblo para mostrarle a la gente lo que le sucedía a quien predica el Evangelio y a los que se convierten al cristianismo en India.

A partir de ahí, el pastor intentó liberarse de las cuerdas. Mientras orando silenciosamente escapó del campamento. Se escondía tras los árboles para refugiarse hasta llegar a un río. Después de cruzarlo, corrió 12 km por un bosque hasta llegar a una carretera donde un autobús le llevó a Bijapur.

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«Fue una experiencia tremenda,» explica entre lágrimas. «Fue uno de esos momentos en los que sentí a Dios tan cerca de mí, ayudándome y guiándome en todo. Sé que fue Dios quien hizo que el guarda se durmiera para que yo pudiera escapar.»

«Todavía recuerdo la noche que pasé en el campo de los naxalitas», continúa. «No podía dormir. Cuando cerraba los ojos oraba continuamente por eso ellos se reían de mí; me pidieron que les cantara canciones de alabanza, pero se reían de las letras y de mi fe. Se reían y me decían que le pidiera a Dios que me salvara de ellos. Pero yo sabía que Dios estaba conmigo».

El pastor Bhima puede sentirse afortunado, ya que otros líderes cristianos no han corrido la misma suerte. El pastor Gurumurthy Madi fue asesinado por haber llevado más de 20 naxalitas al Señor y convencerles de entregarse a la policía. El pastor Sukhdev Negi, fue asesinado delante de su mujer y tres hijos por continuar predicando en el pueblo. Ambos fallecieron en agosto de 2015.

«Dios me ha dado una vida nueva; voy a servirle aún más», dice el pastor Bhima. Su familia junto con otras tres más, fue expulsada del pueblo por los naxalitas al día siguiente. Ellos también acogidos en la misma casa en Bijapur donde fue ayudado el pastor Bhima. «Cuando se dieron cuenta de que me había escapado al día siguiente, amenazaron con matar inmediatamente a los cristianos que no se marcharan del pueblo. En cierta manera es algo positivo. Ahora estamos todos juntos,» añadió el pastor Bhima.

Los voluntarios de Puertas Abiertas llevan aliento a las familias. Un total de 16 personas han sido expulsadas de su pueblo. «Cuando los naxalitas se llevaron al pastor Bhima estábamos aterrorizados. Estamos convencidos de que le matarían porque, normalmente, nadie vuelve con vida después de haber sido secuestrado por los naxalitas. Pero el Señor le ha salvado,» mencionan los cristianos.

El día que el pastor fue secuestrado también quemaron las biblias que encontraron en la iglesia. Unas 30 biblias fueron calcinadas. Amenazaron a los cristianos para que renegaran de su fe. «A parte de nosotros, habían unos recién conversos que decidieron renegar de su fe y por eso se les permitió seguir viviendo en el pueblo. Pero nosotros escogimos permanecer fieles a nuestra fe,» comparte uno de los cristianos con nuestros voluntarios.

«Los naxalitas acaban con la vida de los pastores porque perciben que están muy involucrados con apartar a sus militantes de una vida de violencia; han conseguido que muchos de ellos se entreguen a la policía. Los mismos vecinos movidos por la envidia, colaboran con los naxalitas en la tortura de los cristianos,» comparte un pastor que sirve en Chhattisgarh – India.

Puertas Abiertas ha provisto de ayuda al pastor Bhima y a su iglesia con comida y otras necesidades. El pastor muestra en la foto las cuerdas utilizadas por los naxalitas para secuestrarle. «Intenté desatarme de la cuerda, pero no lo conseguí,» continúa. «Solo pude aflojarla. Así que la tuve en mis manos hasta que llegué a Bijapur. Ahora la guardo para recordarme que Dios es fiel.»

El movimiento de los militantes comunistas naxalitas surgió hace décadas, cuando India no proveyó de tierras a las tribus o dalits rurales (no pertenecientes a las castas hindúes). Este grupo supone una gran amenaza para el sistema de seguridad nacional de India. Los naxalitas perciben a los cristianos como oponentes por convencer a sus miembros de que abandonen la lucha.