Los cristianos en India celebraron el séptimo aniversario de los atentados en Orissa el pasado lunes, orando por los cerca de 100 cristianos que fueron masacrados por extremistas hindúes que fueron presionados a convertirse.

El mayor ataque fue en Agosto 31 de 2008 en Orissa también dejo a cerca de 56.000 cristianos sin vivienda después 300 iglesias y 6.000 casas fueron allanadas y saqueadas. La turba hindu estaba organizada en contra de los cristianos quienes fueron acusados de convertir a los Indios a la cristiandad.

Muchos de los hindúes que se habían convertido al cristianismo eran del sistema de castas mas bajas conocidos como los dalits o “intocables”, quienes a menudo son tratados como menos que seres humanos en la sociedad de la India. Los dalits ven la cristiandad como el camino para escapar de su bajo estatus social.

Los informes señalan que un número de mujeres cristianas, fueron violadas durante los ataques.

Otra conmemoración se celebró durante el fin de semana en Bangalore, estado de Karnataka, que marca “una página oscura en la historia de la democracia india”.

El activista de derechos humanos, Jagadish G. Chandra dijo que la violencia en Orissa ha obligado a la sociedad de la India a reflexionar sobre la persecución de las minorías.

“La celebración es una oportunidad para reflexionar sobre el tema de toleracia creciente orquestada por grupos extremistas hindúes en todo el país, y cómo estas ideas se han infiltrado en el gobierno, la policía y los tribunales, erosionando los valores de la justicia, la igualdad, el laicismo y la ciudadanía consagrada en la Constitución de la India”, dijo Chandra.

Los cristianos siguen esperando que la justicia termine con los asesinatos, sin embargo, con solo dos de los 27 juicios por asesinato que se hayan celebrado hasta el momento.

“Sufrieron violencia anticristiana horrible, sin embargo, su fe no vacilo, por el contrario, ellos se fortalecieron en su fe y su amor por Cristo”, dijo Barwa.

Recordó historias en las que se pedía a los cristianos ante sus familias que renunciaran a su fe, pero se negaron a pesar de todas las amenazas.

“Cada día estamos llamados a encontrar el gozo de Cristo en el sufrimiento por causa de su nombre. Cuando fui alrededor después de asumir mi cargo, visite todos los conventos y conoci a todos mis líderes y sacerdotes. Y escuche una voz, “Arzobispo, todas nuestras casas fueron destruidas, nuestros seres queridos han sido masacrados pero una cosa que los perseguidores no pudieron hacer: ellos no pudieron separar a Jesús de nosotros”, agrego Barwa.