Una niña de 12 años en India ha compartido el aterrador relato de cómo su familia Hindú la golpeó y la corrió de la casa después de que se convirtiera a la cristiandad – aun así ella se rehusó a negar a Jesucristo.

Saree, una jovencita que vive en India, recientemente compartió su historia con el grupo vigía de persecución Puertas Abiertas USA, comenzando la narración con sus problemas de sordera desde que era muy pequeña.

«Me molestaban en la escuela por ser sorda», dijo ella. «Me gritaban: ‘¡Tú eres sorda!’ Me hicieron sentir tan triste. Fuimos al hospital, a los templos Hindúes e incluso con personas que practican hechicería. Nada ayudaba».

Una de las tías de Saree, una cristiana devota, convenció a la entonces niña de 11 años de que fuera con ella a la iglesia. «Los miembros de tu familia no son creyentes en el Dios verdadero», le dijo a su sobrina. «Pero yo sí lo soy. Ven conmigo. Mi Dios te sanará».

Saree recuerda la primera vez que puso un pie en la iglesia: «Las personas estaban cantando canciones, y el predicador enseñaba de la Palabra de Dios. Escuchaba un poco de sonido, asi que podía entender un poco de lo que se decía y cantaba. Las canciones me hicieron feliz».

Después del sermón, el pastor y unas cuantas personas oraron por la jovencita. Lo que sucedió después no fue otra cosa más que un milagro.

«Primero me llamaron hacia el frente», dijo Saree. «Tenía un poco de temor y de hecho yo quería salir corriendo. Pero aun asi fui. Yo podía escuchar sonidos mientras ellos oraban. Lentamente, los sonidos se volvieron más fuertes y fuertes. También sentí que algo venía hacia mí. Se acercaba más y más. Era la presencia de Dios. Entonces los sonidos se volvieron bastante claros. Podía escuchar todo. Estaba increíblemente feliz».

La tía de Saree le habló a la jovencita sobre Jesús – una acción que enfureció a su familia.

«Tu Dios no es nuestro dios», le dijo la madre de Saree a su tía. «Nosotros no vamos a creer en tu Dios. Las personas en tu iglesia también mueren. Así que no iremos a esa iglesia».

Mas tarde, ella le advirtió a Saree que no fuera a la iglesia, advirtiendo que «los aldeanos nos ayudarán. Ya no podremos comprar comida o bebidas, y nadie nos hablará».

Emocionada por la nueva fe que había encontrado, Saree continuó asistiendo a la iglesia sin decirle a su familia. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que su hermano descubriera su secreto.

«Él y mi padre me golpearon y me arrastraron hacia adentro de la casa», dijo Saree. «En una ocasión, yo llevaba una Biblia. Él me la quitó y la tiró en el lodo y me golpeó con una vara. Después yo recogí la Biblia, la limpie y se la di a otro creyente. Él la mantuvo segura para mí.

«Casi cada vez que yo iba a la iglesia, mi hermano y mi padre me golpeaban», continuó ella. «Hace como tres meses se cansaron de mí. Mi hermano y mi padre gritaron: ‘¡Si sigues yendo a la iglesia te vamos a castigar!’ Me golpearon y me patearon muy feo. Después me dieron alguna ropa y me sacaron a empujones por la puerta. Mi padre dijo, ‘Ya no eres mi hija’.»

Desesperada, Saree huyó a la casa de un pariente, caminando seis millas en búsqueda de seguridad. Sin embargo, su madre encontró a la jovencita y la llevó de regreso a casa, donde una vez más fue golpeada por su hermano de 22 años.

«¡Deja a Jesucristo!» le gritaba él, golpeándola con una vara y abofeteándola con sus zapatos.

Pero Saree se rehusó, diciendo: «No voy a dejar a Jesús». Temiendo por su vida, huyó a la casa de su tía, donde ha estado viviendo por los últimos meses.

Ahora ya con 12 años, Saree extraña a su familia y también ir a la escuela, especialmente ahora que ya puede oír: «Debido a mi persecución, no puedo ir a la escuela. También extraño mucho a mi familia, pero ellos no me aceptan», dijo ella. «Los he visto un par de veces desde que me corrieron. Fui a verlos, pero mi padre no me habla. Mi madre habla un poco conmigo, pero solo mi hermana mayor me habla bien. No vi a mi hermano.»

Aun así, le dijo ella a Puertas Abiertas que encuentra animo en las promesas de Dios que están en la Escritura: «Dios ha dicho que Él nunca nos dejará o nos desamparará», dijo ella. «Él es nuestro sanador».

«Yo pienso en toda la camaraderia que tenemos los domingos. Cuando sea que me siento deprimida, pienso en la camaradería», añadió ella. «Una hermana creyente me dijo, ‘No dejes a Jesucristo. Estamos aquí’. Ella me animó con la palabra de Dios. Eso me fortaleció».

India está calificada como el número 10 de las peores naciones en el mundo en lo que se refiere a persecución cristiana, de acuerdo a Puertas Abiertas USA en su lista World Watch del 2019. La organización hace notar que la conversión a otra fe puede resultar en duros castigos, incluyendo arresto, ataques o incluso hasta la muerte.

Puertas abiertas dice que adicionalmente, los reportes de niños siendo golpeados, violados e incluso hasta asesinados van en «aumento en India», añadiendo: «Continuamente son perseguidos no por su propia fe, sino por la fe de sus padres.

En diciembre, un pastor en India reveló que una multitud de 300 extremistas Hindúes aterrorizaron a niños cristianos y amenazaron con golpearlos por asistir a una clase de escuela dominical que él estaba dirigiendo.

«Le quitaron a los niños los libros con historias de la Biblia y libros de actividades que tenían y los rompieron en pedazos», dijo el pastor. «Al decirle a los niños que serían golpeados si los volvían a ver en los locales de la iglesia los asustaron a los niños para que se fueran».

La Comisión Estadounidense para la Libertad Religiosa Internacional ha designado a India como un país «Nivel 2″ de preocupación cuando se refiere a las violaciones de libertad religiosa.»