Otra jornada más se despliega con una sola meta para este contingente, “poner el amor en acción”.

Para ellos, la mañana transcurre en barrios, esta vez fue el turno de El Palomar y El Porvenir, en la Unidad Penitenciaria Provincial N°2, los colegios EPEC N° 491 Dr. Ocampo, EPEC 335 Juan Carlos Arévalo, Primaria Escuela de la comunidad aborigen Barrio Namqom. 

A primera hora, cantos y oraciones a Dios se escuchan en el lugar donde se alojan. Se preparan para transformar “la tristeza en alegría” en todos aquellos con quienes se cruzan. 

Es desafiante oírlos y verlos actuar. No son solo palabras, son hechos que demuestran en forma concreta que ellos se detienen por cada uno que ven en una necesidad. Los donativos y el trabajo de profesionales casi son una excusa, los voluntarios comparten que no solamente vienen a entregar ayuda material, sino a decirle a cada persona que Dios la ama y que no se olvidó de ella. 

“Las personas tienen necesidades materiales, pero la falta de amor, confianza y una vida sin expectativas son las carencias más grandes detectadas en todas las provincias visitadas hasta el momento” declara Enrique Molina, vocero de la Fundación Rey de reyes. “

“Sabemos que es un grano de arena en el desierto, pero Dios se queda con uds. cuando nosotros nos vamos”. Ese es el mensaje que se oye por las calles de los lugares más carenciados, se oyó en los hospitales, en las cárceles y en las escuelas.

Del otro lado, los espera la sorpresa en los ojos emocionados de personas que viven la vida en desolación y en muchas formas de abandono, que se encuentran hoy sin una razón para seguir adelante, y de repente, un abrazo sincero y desinteresado de otro argentino, una visita en el lugar donde ellos están cambió esa sensación. Los niños que saltan, ríen y juegan otra vez, como niños, con adolescentes y adultos vestidos de payasos.

Hay sonrisas en los rostros marcados por el paso del tiempo. “Dios vino a nosotros”, esas son las palabras de las personas que fueron alcanzadas por esta obra de amor.
Los enfermos fueron aliviados en sus dolencias. Las calles del centro fueron inundadas de ánimo, de fe, de obras de teatro, música, y de una invitación a celebrar la Pascua de una forma diferente, en familia, en el Anfiteatro de la Juventud, el día jueves, una cita imperdible, la entrada es libre y gratuita. 

Fuente: El Comercial