«Gracias Señor», dijo James Horne, de 83 años, mientras sostenía en alto las llaves de su nuevo hogar el 23 de junio. «A Dios sea la Gloria».

El equipo de Samaritan’s Purse y los voluntarios oraron junto a Horne y su familia afuera de la nueva casa.

Su hogar, en Carolina del Norte, fue construida por los voluntarios de Samaritan’s Purse como parte del programa de reconstrucción, luego del paso del Huracán Matthew. Su antigua casa se inundó hace más de ocho meses, después que las intensas lluvias y la tormenta causaran el desborde del Río Tar y sus afluentes en el condado de Edgecombe, en el este de Carolina del Norte.

“Thank you, Lord,” said 83-year-old James Horne as he lifted up the keys to his new home on June 23. “To God be the glory.”

Ésta fue la segunda vez que la casa de James se inundó. Durante el Huracán Floyd en 1999, el buscó refugio en su ático y tuvo que ser rescatado en bote.

En esta oportunidad, el agua entró a su casa hasta la mitad, pero el dañado causado por la misma fue devastador. El 15 de octubre, los voluntarios del grupo de ayuda en desastres de Samaritan’s Purse comenzaron ayudándolo a salvar todo lo que aún podía recuperarse, pero los voluntarios tuvieron que descartar la mayoría de las cosas pues el agua lo había destruido prácticamente todo.

«A menudo me preguntaba, ‘¿A donde iré? ¿cómo lo lograré?» decía James.

 

Roca de Fe

Eso no detuvo a James, un diácono de la Iglesia Misionera Bautista, de darle las gracias a Dios cuando la tormenta pasó.

La nueva casa de James, es una de las cinco construidas por Samaritan’s Purse en la misma cuadra.

«Dios quiere que le alabemos en las buenas y en las malas, y eso es lo que el diácono Horne hizo,» dijo Brent Graybeal, mánager del grupo de recuperación de Samaritan’s Purse Ayuda en Desastres. «Su fe es lo que lo ha sostenido. Él ha tenido que atravesar días para nada fáciles.»

Uno de esos días fue cuando James se dio cuenta de que no podría seguir viviendo en lo que llamó casa por 40 años. James, un viudo, cuenta que aún da unos paseos por la antigua zona donde estaba su casa y así poder revivir memorias pasadas, como la crianza de sus hijos.

Seguro extrañará su gran patio trasero, pero su nuevo patio es lo suficientemente grande para realizar los picnics familiares que tanto le gustan.

Erika Zajdel, una líder juvenil de la Primera Iglesia Evangélica Libre de McKeesport, Pennsylvania, toca la nueva pintura de la cocina de James Horne.

Él también espera con ansías poder caminar hasta la iglesia, localizada a un par de cuadras de su nuevo hogar. En los últimos ocho meses, James ha estado viviendo con su hermana.

«Disfruté mucho estando con mis parientes, pero no hay nada como tener tu propio lugar,» dijo James.

Para James y otros 19 vecinos del Condado de Edgecombe cuyas casas nuevas han sido construidas por Samaritan’s Purse, las reconstrucciones fueron la mejor manera de volver a tener una casa propia. Mucho de los beneficiados son jubilados que no podían pagar una reconstrucción por sí solos.

«Soy bendecido al haber recibido esta reconstrucción,» dijo James. «No puedo terminar de agradecer a Dios por Samaritan’s Purse.»

Bettie Lindsay, otra beneficiaria de Samaritan’s Purse, se preocupaba por no conocer a nadie en su nuevo vecindario.

No tuvo que temer -la casa que Samaritan’s Purse construyó para ella está al lado de la de James. Él solía ser su antiguo vecino y lo seguirá siendo. Además, la nieta de Bettie vive en la misma cuadra -justamente enfrente de donde los voluntarios trabajaban para terminar su casa.

La mayor alegría de Bettie era mirar a través de la ventana de la casa de su nieta, y ver a los voluntarios trabajando en su nuevo hogar.

«Yo miraba y decía, ‘alabado sea Dios, ésa será pronto mi casa,'» contó Bettie. «Quería saltar y gritar ¡Gracias Dios!»

Los voluntarios aún necesitan ayuda para reconstruir casas en el Condado de Edgecombe. La comida y el alojamiento están cubiertos. Por favor, ora por este gran proyecto.