Bob Fu, fundador y presidente de China Aid, recordó las palabras de su amigo, Li Heping, en un artículo en el El Wall Street Journal, este lunes.
«‘Había momentos en que deseaba suicidarme. Sobreviví gracias a mi fe cristiana, al coraje y dedicación de mi esposa y a la atención de la comunidad internacional.»
Fu dijo que Li sufrió «torturas sádicas» en manos de las autoridades del Partido Comunista, por atreverse a hablar en contra de los abusos a los derechos humanos en China. Li fue arrestado junto a otros 250 abogados el 9 de julio de 2015, como parte de una campaña ordenada por los oficiales chinos.
Los abogados enfrentaron confinamientos en frías cárceles, golpes, electro shocks, privación del sueño y fueron atados con cadenas en posiciones terribles.
Li explicó que fue drogado con sustancias desconocidas después de haber sido «diagnosticado» con presión alta, y fue forzado a tomar seis pastillas al día por dos años.
Fu argumentó que el gobierno chino «busca eliminar los abogados y activistas de derechos humanos, cuyos esfuerzos por una reforma legal son una amenaza para la seguridad nacional.»
El Señor Xi, a la cabeza del gobierno, ha re-instituido la práctica Maoísta de la confesión pública televisada y abrazó un sistema de torturas tan horroroso que demanda una intervención internacional,» agregó el fundador de China Aid.
Remarcó que otros abogados se acercaron también detallando los abusos que sufrieron, como Li Chinfu, quien fue diagnosticado con esquizofrenia después de haber sido medicado a la fuerza.
Fu contó que el presidente Donald Trump, ha hecho más en la materia que su predecesor, Barack Obama, por la lucha de los derechos humanos en China, tal como autorizar el rescate de la esposa y dos hijas de otro abogado, Xie Yang, en un escape a Tailandia en febrero.
Fu insiste en que, si bien algunos han sido rescatados, otros permanecen «en prisión y están en peligro a merced de estas torturas. No podemos olvidarlos. El silencio nuestro equivaldría a su muerte.»
Cerca de 100 millones de personas, incluyendo Cristianos Protestantes, están enfrentando altos niveles de persecución en China, según un reporte de Freedom House de marzo.
El gobierno ateo ha estado persiguiendo no solo abogados, sino también cristianos y creyentes de todo tipo, ya que ve a la religión como una amenaza a su autoridad.