Nuestros cuerpos son creaciones extraordinarias, reflejan el intrincado trabajo practico de Dios. Constamos de diversas partes con funciones diferentes pero colaborativas. Por ejemplo, una nariz no luce o funciona como un bíceps, y tampoco estas partes se asemejan a un bazo. ¿Cómo están integrados todos los miembros del cuerpo? Tal vez digas que están comprometidos en una conversación constante.
Las ciencias emergentes de proteomica y genómica exploran como las proteínas y genes en nuestros cuerpos interactúan conversacionalmente para darle forma y salud a nuestro cuerpo. Nuestro sistema nervioso, como resulta, es un medio conversacional, algo parecido al internet, que transmite mensajes no solo de nuestro cerebro a los diversos miembros, pero también de estos diversos miembros de regreso al cerebro en la forma de sensaciones como dolor, placer y fatiga.
Construyendo en el deseo de Jesus (Juan 17) que todos sus seguidores se unan como Él está unido con Dios Padre, no es sorprendente que el apóstol Pablo utilice la imagen de un cuerpo humano para describir la vida de la iglesia. Esta familiar imagen Paulina refleja no solo como debemos compartir una vida junto con Cristo, pero también como la divina persona de la Trinidad comparte una vida junta como si fuera uno. Nuestros cuerpos, ambos personal y social, son por su puesto, creados a imagen de Dios, diseñados para ser una unidad de diversos miembros que están unidos juntos como uno a través de la presencia atenta y conversación de sus miembros.
Recuperar la práctica de la conversación es uno de los retos más importantes de los cristianos del Siglo 21. A pesar de la naturaleza conversacional de nuestros cuerpos y nuestro llamado a vivir conversacionalmente con nuestros hermanos y hermanas en el cuerpo de Cristo, una historia larga y complicada de fuerzas socioeconómicas y tecnológicas ha mermado nuestra capacidad de hablar con otros – especialmente con aquellos en los cuales sus antecedentes y convicciones difieren de los nuestros. Afortunadamente, lentamente se ha ido levantando la lucha en la conciencia de la iglesia y hoy estamos viendo una ola de libros con temas relacionados a la conversación. Entre los títulos en esta ola emergente están: Cambiando Como Hablamos: Descubra Como La Comunicación Alimenta Nuestro Crecimiento, Moldea Nuestras Relaciones y Cambia Nuestras Vidas, escrito por A.J. Swoboda y Ken Wytsma; y La Disciplina Perdida De La Conversación: Lecciones Sorprendentes en Formación Espiritual Extraídas De Los Puritanos Ingleses por Joanne Jung.
El Poder de las Palabras
Cambiando Como Hablamos está estructurado en dos partes: La primera es un recuento histórico de por qué la conversación es tan difícil en el siglo 21 y la segunda parte es una exploración teológica del significado de las palabras. Swoboda y Wytsma comienzan su historia desde el principio de la creación, con la Palabra divina que al ser hablada dio vida a la creación. Ellos observan que “El Lenguaje es siempre muy poderoso – ya sea que construya, distorsione, o derribe. Todo en el mundo es el resultado de palabras. Esto comenzó con una serie de palabras.”
El cuidado y poder creativo original de las palabras se encuentra en fuerte contraste con los modos en que las palabras se han usado en nuestra era moderna tardía. Especialmente, los autores se enfocan en
propaganda y las amenazas tecnológicas al lenguaje cuidadoso introducido en la última mitad del siglo. La primera parte del libro concluye con un capítulo sobre la naturaleza de las conversaciones difíciles, lo cual los autores toman como esencial para seguir el camino de Jesus, “uno de los artes olvidados de la vida cristiana.” Nos retan a sumergirnos en estas conversaciones, en vez de manejarlo temerosamente. Sin embargo, la historia de nuestra lucha presente con la conversación civil es, creo yo, más larga y más complicada de lo que Swoboda y Wytsma describen, su cuenta es una introducción útil, y centrarla dentro del marco escritural el trabajo creativo y redentor de Dios pone de relieve porque nuestro uso de las palabras y nuestras prácticas conversacionales importan.
En la segunda mitad del libro, los autores van de la historia a la teología, describiendo como se vería para nosotros el hablar las palabras sagradas con cuidado y sabiduría. Apropiadamente, comienzan con una exploración de las formas en que Jesus hablo. Jesus no solamente hablo verdad, observo, pero lo hizo de una manera que resonó con aquellos que lo escuchaban y despertó su curiosidad. El también paso mucho tiempo en conversación con sus enemigos religiosos y políticos. Sobre todo, Jesus encarno una vida vivida en oración, en conversación con Dios. Los autores escriben:
Para aprender cómo hablar con otros en el modo que Jesus lo hizo, nosotros debemos aprender a hablarle a Dios del modo que lo hizo Jesus. Jesus oro. Jesus paso tiempo con el Padre. Jesus sabia que era El delante de Dios…hay una postura del corazón que permite la verdadera conexión conversacional. Si no podemos practicar por nosotros mismos, y en la presencia de Dios, entonces no podremos practicarla en el estrés y conflicto de nuestras relaciones sociales.
Los capítulos restantes del libro ofrecen una guía de como practicar las conversaciones como Cristo: como hablar y escuchar uno al otro en formas piadosas para buscar la unidad de la iglesia en vez de dividirla, y como hablar sabiamente. Pero mientras que los autores sobresalen en explicar por qué la práctica de la conversación ha ido disminuyendo, su discusión de como revivirla parece un poco delgada a veces. Podrían haber hecho más para describir estructuras específicas y prácticas que puedan ayudarnos a hablar (y escuchar) en el modo sabia, amoroso, cuidadoso de Jesus.
Practicas Puritanas
La Disciplina Perdida de la Conversación de Joanne Jung sirve como un complemento magnifico para Cambiando Como Hablamos, ya que se enfoca en la pregunta practica de como aprendemos a hablar juntos en una era mayormente vacía de conversación sana. Especialmente, Jung voltea su atención hacia nuestros ancestros puritanos y su práctica conversacional conocida como conferencia. Ella escribe:
[Los] Puritanos entendieron que Dios estaba íntimamente al tanto de sus conversaciones y consideraron sus palabras con gran interés. Ali que ellos tomaron las conversaciones, especialmente las espirituales, seriamente…. ¿Cómo sería si supiéramos que a Dios se interesa tanto en nuestras conversaciones y si tomáramos la conferencia seriamente?
Jung dedica su introducción y primer capítulo a explorar las dificultades que tenemos en sostener una conversación con otros. Ella dibuja conexiones entre nuestra inhabilidad de conversar y la profunda fragmentación y aislamiento que sentimos en el siglo 21. Ella identifica “el individualismo persuasivo
que ha permeado nuestra cultura” como una de las fuerzas más poderosas inhibiendo ambas, nuestra habilidad para conversar y nuestra comunión con Dios y la humanidad. “Los seres humanos han sido creados con la añoranza de pertenecer encontrada en la comunidad, escribió ella.
Fuimos hechos para experimentar la vida con Dios y con otros. Se vive mejor en comunidad, entonces ser espiritualmente influenciado es influenciar espiritualmente. Anhelamos vivir más consistentemente, involucrado con otros de corazón-similar, y juntos cultivar nuestra propia relación vertical con Dios y horizontal con otros.
Los capítulos restantes en la primera parte del libro describen la practica histórica de conferencia entre Puritanos. Seguidamente Jung define el doble propósito de conferencia: “combinando interpretación bíblica y cuidado de las almas juntos en conversaciones,” lo cual llevo el fruto de avanzar “el entendimiento de uno sobre la Escritura y su aplicación hacia el crecimiento de devoción en la comunidad.” En estos capítulos tempranos, ella saca de las escrituras de muchos líderes Puritanos y hace conexiones con otras prácticas Puritanas, incluyendo la lectura de la Biblia y predicación. ¿En medio de nuestra presente cultura consumista – muy a menudo guiada por la mentalidad de “¿qué obtengo yo de eso?” – particularmente me sorprendió la representación de Jung de la preparación de los Puritanos para una conferencia. A su máximo, los Puritanos estaban más preocupados no con lo que obtendrían de la conferencia, sino que tan preparados estarían ellos para entregarse a la práctica, permitiendo “más discernimiento y que se hicieran preguntas perspicaces y las respuestas que se darían.”
La siguiente parte del libro de Jung está dedicada a imaginar, en términos muy específicamente prácticos, como los cristianos pueden tomar la práctica de la conferencia hoy en día. Cada capítulo en esta parte del libro examina contextos particulares en los cuales la conferencia puede ser practicada – en grupo pequeño, en familia, en un matrimonio, entre el Pastor y laicos de una iglesia local, Pastor-Pastor y en dar consejería espiritual a distancia. Algunas de sus recomendaciones no pertenecen a todos los cristianos, pero muchas sin duda dirigirán la imaginación del lector con ideas de los tipos de preguntas que pueden ser fructíferamente exploradas en conferencia.
En la parte final del libro, “Conferencia A Través de la Palabra de Dios”, Jung otra vez provee una guía específicamente practica en como los grupos pueden usar la práctica de conferencia para leer e interpretar juntos la Escritura. Ella selecciona siete pasajes del Nuevo Testamento, la mayoría de los cuales vienen de los Evangelios y provee algunos recursos para discutir estos pasajes.
La Disciplina Perdida de la Conversación no solamente es una guía inmensamente practica en como los cristianos pueden comenzar a tener conversaciones fieles en el siglo 21. También es un rico ejemplo de aprendizaje de los testigos fieles que han existido antes de nosotros para animarnos y energizarnos de cara a los retos particulares de nuestro día. Jung hábilmente dibuja sobre los trabajos históricos de los Puritanos, pero lo hace de cierta forma que apunta a construir a las personas de Dios hoy en día. Ella tal vez, sin embargo, ocasionalmente se inclina un poco demasiado en el trabajo de los Puritanos, particularmente en su (mayormente) uso acrítico del concepto Puritano del alma. Algunos escolares han mantenido esa teología Puritana – y particularmente su concepto del alma individual – que moldeó profundamente el individualismo americano rugoso que Jung critica al principio del libro. Como imaginamos y hablamos sobre el centro de nuestra existencia – ¿somos almas discretamente humanas o miembros interdependientes de la creación de Dios intrínsecamente tejidos juntos como las partes de nuestro cuerpo humano? – influenciara profundamente la forma en que vivimos y tendremos conversaciones juntos.
Sin embargo, esta pequeña vacilación resalta los retos de interpretar la historia (heredamos no solo los regalos de nuestros ancestros, pero también su equipaje), no deje que esto le desaliente de leer cuidadosamente el libro de Jung, y con suerte comience a poner sus ideas útiles en práctica con sus hermanos y hermanas en Cristo.
Ambos libros merecen nuestra atención, y si se toman juntos ofrecen un recuento vibrante del porque y como necesitamos tomar más seriamente la práctica de la conversación como cristianos del siglo 21. Los autores de ambos libros están de acuerdo en que la conversación es un camino a la gracia transformadora de Dios, y mientras más pongamos sus recomendaciones en práctica, más disfrutaremos de la intimidad profunda con Dios y con nuestros compañeros cristianos y con nuestros vecinos.
C. Christopher Smith es el editor fundador de The Englewood Review of Books, coautor de Despacio Iglesia: Cultivando la Comunidad en la Forma Paciente de Jesus, y autor del próximo libro Como Habla El Cuerpo de Cristo: Recuperando la Practica de la Conversación en la Iglesia (Prensa Bazos), que saldrá a la venta en abril 2019.