En el pueblo de San Andrés de Chapa de Chimaltenango, Guatemala se encuentra José Laria junto a sus hermanos, Noé y Gerardo, ellos nacieron en un hogar cristiano, pero José se apartó de los caminos de Dios y hace siete años el inmenso amor de Jehová le alcanzó y él le prometió que le serviría y predicaría su Palabra por las calles.

Dejó su trabajo y tomó la decisión de compartir el evangelio, empezó predicando en los buses cargado de una mochila llena de tratados y nuevos testamentos. Cuando estaba dispuesto a salir a las calles, José le comentó a su hermano, Noé, que entonces tenía 13 años, que Dios le había puesto el deseo de predicar el evangelio y le preguntó si estaría dispuesto a ayudarle, sin prejuicios, Noé aceptó.

Han pasado seis años recorriendo los diversos lugares de Guatemala que Dios les ha mandado, bajo el sol, la lluvia. “No ha sido fácil, el precio ha sido muy caro, nosotros vivimos por fe, Dios es fiel. Nos han insultado, golpeado, han tirado nuestro equipo de sonido pero seguimos adelante porque nada ni nadie nos podrá separar del amor de Cristo”, expresó José con ferviente voz.

Los hermanos salen casi todos los días de pueblo en pueblo a compartir el evangelio y repartir Biblias y nuevos testamentos para que muchos puedan entender el propósito que Dios tiene para sus vidas. Aparte de llevar el evangelio a los lugares más alejados, apoyan a las viudas y huérfanos, les llevan calzado y ropa.

“Dios ha sido tan bueno y tan fiel”. En una ocasión el Señor les llevó a un pueblo a compartir el evangelio y visitaron a una señora que no conocía de Dios, le predicaron de su amor y ella entregó su vida a Cristo, luego de tres días, ella falleció.

Cuando él era niño era lustrabotas por la necesidad que había en su casa, una noche tuvo un sueño donde él se vió lustrando zapatos y veía la necesidad que azota a las familias, fue Dios quien puso en su corazón ejecutar el proyecto de mandar a hacer cajas para lustrar zapatos con todos su accesorios y donarle a los niños que necesiten para que se ayuden en sus estudios y lleven un plato de comida a su casa.

En Guatemala, un país  muy hermoso por sus paisajes se siente la necesidad de la Palabra de Cristo pues hay escasez laboral, jóvenes ahogados en las drogas y el alcohol, niños huérfanos que sufren de desnutrición. José y sus hermanos viven por fe y creen que Dios es el dueño del oro y de la plata y él suplirá todas sus necesidade