Hace tres años él estaba en el techo de la iglesia y desde allí vio a un grupo de milicianos pasar de modo amigable, los saludó con la mano y los musulmanes se sorprendieron por lo que se dirigieron al lugar. Cuando llegaron exigieron saber quién los había saludado y secuestraron al hermano pensando que era un espía.

Encarcelado comenzó a cantar una alabanza en árabe “Cristo ha resucitado” y poco a poco fue suavizando sus corazones. “Me decían que nunca habían escuchado eso antes y me pedían que cantara de nuevo. Dios abrió las puertas, porque me llevaron con el resto de su ejército para que ellos también me oyeran cantar. Así que canté otra vez y todos reían y aplaudían, hasta que me liberaron”, relató David a ACI Prensa.

Tras el secuestro, toda la iglesia se puso a orar, haciendo que Dios tenga misericordia; pues la confianza absoluta en Él, hizo que lo liberaran. “Dios tiene propósitos diferentes para cada uno y mi habilidad de cantar en árabe, fue el instrumento para mi liberación”, agregó.