No permitas que el afán gobierne tu alma. Ten presente al que te llama, pues Cuando Dios cierra una puerta nadie podrá abrirla; y cuando El abra una puerta en tu vida, nadie podrá cerrarla. Apocalipsis 3:8.

Aunque tengas poca fuerza, guarda su Palabra y no le niegues ante los hombres, antes bien sele fiel en lo poco, se transparente con Dios, no quieras encubrir tu pecado de el El ya lo ve, ni justificarte, vestirte con hojas o trapos es esconderte detrás de justicias propias, argumentos, para no venir a El. Solo su sangre puede lavar tus ropas de maldad ante Dios. Ábrele tu alma tal cual eres, lavar tus ropas en su sangre es ser valiente, renunciar al pecado y toda maldad es para quienes heredaran el Reino de Dios, hazlo, y comparte tu fe y tu testimonio, confesale, amale, bendecile, glorificale más y más. Si haces esto, entre otras promesas, El promete guardarte de lo hora de prueba que se viene al mundo entero (vrs 10). No es necesario tener mucha fuerza, si es necesario ser valiente para con Dios para apartarse del mal, dejar todo engaño y falsedad, y unirse con El.

Dios te bendiga

por Juan Cohen