Imagine ver a su esposo, a su hermano o a su padre asesinado por fanáticos religiosos. Eso le ocurrió a muchas familias cuando ISIS ejecutó a 21 cristianos egipcios en febrero. Aunque el horrible video llevó a una indignación global, algunas familias están felices de que los mártires mantuvieron su fe. Ahora, estas familias están listas para perdonar.

“Estoy orgullosa que mi esposo se mantuvo firme en su fe y no negó a Jesús», dice Mariam Farhat, quien perdió a su esposo.

Esa sorprendente reacción ocurre 150 millas al sur de El Cairo, en el pueblo de Al-Aur.

Sus habitantes honran el sacrificio de 21 egipcios asesinados por ISIS en febrero pasado. Sus fotos son visibles en éste lugar.

13 asistían a la misma iglesia. Los mártires dejaron a familiares, como Mariam Farhat de 23 años. Los terroristas decapitaron a su esposo Malak Ibrahim.

Ella supo del asesinato cuando vio un video en la televisión.

“Estábamos muy tristes los primeros dos días, pero no habíamos visto el video. Cuando lo vimos en el video clamando a Jesús, nos sentimos reconfortados…”, indica Farhat.

Es por eso que Mariam y otros parientes dicen estar gozosos, no tristes.

Samuel, hermano de Bebawy Al Ham, también fue decapitado.

“Siempre orábamos que Dios los hiciera firmes en su fe. Nos alegró lo que dijeron en el video: ‘Jesucristo ten misericordia de nosotros’. Al saber que fueron asesinados por ser cristianos, nos reconfortamos porque ellos son hijos de Dios y Él se los llevó”, expresa Al Ham.

Pese a que ahora los hijos de Samuel viven sin un padre, su familia dijo que su fe se ha fortalecido. Han perdonado a los yihadistas e incluso oran por ISIS.

“Oro por ellos, que Dios abra su corazón, que conozcan la verdad y sepan que lo que hacen está mal y que hagan lo correcto. Jesús nos pidió perdonar cada pecado. Los perdonamos y esperamos que conozcan a Jesús”, dice Al Ham.

Los cristianos en Egipto se motivan al saber que no están solos. En América hay un movimiento creciente entre los cristianos para demostrar unidad y solidaridad a quienes sufren por causa de Cristo en el Medio Oriente.

“Pensamos en cómo identificarnos y unirnos en solidaridad con nuestros hermanos que mueren violentamente alrededor del mundo por su fe cristiana. ¿Qué podríamos hacer que fuera tangible y práctico?”, comenta el Rev. Patrick Mahoney, de la Coalición de Defensa Cristiana.

Inmediatamente, vinieron a la mente los trajes color naranja. Mahoney y otros lanzaron una campaña y el movimiento se ha expandido a bufandas, suéteres y lazos color naranja.

“Es para recordar a los hermanos y hermanas que les amamos y nos unimos con ellos. Recordar a los legisladores que en Estados Unidos y todo el mundo, no podemos guardar silencio”, dice Mahoney.

Mahoney dice que la respuesta es sorprendente y se unieron no cristianos también.

“Un rabino judío en solidaridad con los cristianos perseguidos se teñirá su barba de naranja, lo cual me parece increíble y no puedo esperar a verlo”.

Mariam se motivó luego de ver fotos en su celular, de estadounidenses vistiendo naranja.

“Que el Señor haga que su amor crezca más. Estamos muy felices con su amor, pues no lo merecemos”, asevera Farhat.

Mahoney dice que cada cinco minutos alrededor del mundo un cristiano muere por su fe.

“La gente no entiende la barbarie y brutalidad que atraviesan. Cuando visité cristianos perseguidos en el Medio Oriente, había algo que siempre pedían, fuera en Irak, Siria, o donde fuera pedían: ¡Por favor recuérdennos!”, dice Mahoney.

Vestir de naranja en el trabajo o en la iglesia, ayuda a las personas a recordarles.

“La gente debe entender que si no actuamos rápidamente, el cristianismo puede extinguirse en el Medio Oriente. Como el sobreviviente del Holocausto y ganador del premio Nobel de la paz, Elie Wesiel dice: ‘Siempre debemos escoger un lado. El silencio solo ayuda al opresor, nunca a los oprimidos’”, precisa Mahoney.

Mariam tiene un mensaje para otros que han sufrido o todavía enfrentan la amenaza de ISIS.

“No estén tristes ni lloren, Dios nos apoyará a todos. Él cumplirá su promesa pues es padre de los huérfanos y las viudas”, concluye Farhat.