Francis I. Andersen, un estudioso australiano quien paso más de 35 años analizando la sintaxis de la Biblia Hebrea y creó un poderoso diccionario computarizado de las cláusulas, fases y segmentos de textos de las Escrituras, murió el mes pasado a la edad de 94 años.
En 1971 Andersen comenzó a transcribir el texto hebreo más completo y antiguo de la Biblia a una forma de lectura por una máquina. Le llevó 8 años terminar. Trabajando con Dean Forbes, un graduado de seminario quien estaba investigando la habilidad de las computadoras para reconocer la voz, Andersen desarrollo una base de datos para todas las unidades ortográficas de la Escritura Hebrea, con siete capas diferentes de información sintáctica.
Hoy, la base de datos Andersen-Forbes es usada por Software Logos Bible, con un motor de búsqueda de sintaxis y gráficos de marcadores de frase que abren las estructuras gramaticales del hebreo antiguo. Es una de las herramientas de investigación disponibles en el paquete “Clergy Starter”, así como en otros softwares de Logos.
La base de datos demostró su vasto potencial por el estudio digital de la Biblia justo cuando se estaba desarrollando la computadora personal y se hacia disponible. También fue una hazaña de lingüística hebrea y devoción cristiana.
Stuart Barton Babbage, un líder evangélico anglicano en Australia y uno de los mentores espirituales de Andersen, dijo que Andersen “trajo las maquinas de la ciencia al servicio de la iglesia y la proclamación de la Palabra de su Señor”.
Andersen también fue autor del comentario de la Biblia Ancho en el libro de Habacuc, y coautor, con David Noel Freedman, de los comentarios de la serie de Oseas, Amos y Miqueas. Andersen amaba los problemas académicos del entendimiento del hebreo antiguo, pero aquellos que lo conocían dijeron que sus motivaciones más profundas eran evangélicas.
Andrew Prideaux un ministro en el campus de la Universidad de Melbourne dijo: “Justo al final Frank amaba hablar sobre las Escrituras, las diferentes formas de hebreo que podían ser vistas en los libros de la Biblia, y lo que estaba pasando en el mundo de los estudiosos”, “pero mas que cualquier cosa, Frank quería hablar sobre la bondad y amor de Dios”.
Francis I. Andersen
Andersen nació en Warwick, Queensland, Australia en Julio de 1925.
Su cristiandad cultural se volvió personal en la Universidad de Melbourne, donde Andersen obtuvo una maestría en química, se enlistó en el programa doctoral y después sintió que Dios lo dirigía en una dirección diferente. Babbage, quien era amigo de C.S. Lewis y apoyaba a Billy Graham, animó a Andersen a cambiarse de las ciencias a las humanidades. Andersen obtuvo un diploma en ruso y entonces, con mas ánimo de Babbage, accedió a toma una posición de maestro en Ridley College, una escuela Bíblica evangélica en Melbourne.
En 1957 fue a la Universidad Johns Hopkins con una beca Fulbright completa para estudiar con William Foxwell Albright, el experto metodista en arqueología bíblica quien había autenticado los Rollos del Mar Muerto a finales de 1940.
Andersen regreso a Ridley en 1960 pero solamente estuvo por tres años antes de aceptar una posición en la Escuela Church Divinity del Pacifico, el seminario Episcopal en Berkeley, California.
Al mismo tiempo, Andersen comenzó su trabajo innovador usando una computadora para estudiar la Biblia. El seminario era parte de la Graduate Theological Union, la cual conectó a Andersen a los profesores y estudiantes de otras siete instituciones en el área. También estaba localizada cerca de Silicon Valley, el centro emergente de innovación tecnológica, donde las personas estaban descubriendo como hacer semiconductores de silicón, chips de circuitos integrados, y microprocesadores, así como formas de poner computadoras en red para compartir información.
Andersen se conectó con A. Dean Forbes, quien se había graduado de Pacific School of Religion, uno de los seminarios en el consorcio, y después obtuvo un trabajo como gerente de proyecto en los Laboratorios Hewlett-Packard en Palo Alto.
Los dos hombres comenzaron a computarizar la información sintáctica de Oseas, Amos y Miqueas. Andersen y Forbes terminaron la primera concordancia sintáctica en 1972 y después comenzaron con Ruth y el resto de los profetas menores. Cuando terminaron esos en 1976, comenzaron el trabajo en Jeremías.
En ese entonces, no estaba claro como serían útiles las concordancias computarizadas. No se podían hacer disponibles para pastores o incluso la mayoría de estudiosos de la Biblia, quienes no tenían acceso a investigación en computadoras. Pero David Freedman, un colaborador de Andersen en tres comentarios de la Biblia Anchor, recordó haber estado sorprendido por las “cantidades incalculables de datos esotéricos analíticos” que las concordancias computarizadas podían producir en los profetas menores quienes eran poco estudiados. Y era muy difícil ignorar las posibilidades presentadas por la tecnología en avance de computadoras.
El estudioso E. Ann Eyland recordó a Andersen diciendo: “Su regocijo y entusiasmo por este trabajo autonombrado de crear nuevos y extraordinarios diccionarios Bíblicos era contagioso”. “Su imaginación en su elección de herramientas y métodos ha resultado en un trabajo de valor inimaginable para los estudiosos Bíblicos”.
Fuente: Christianity Today
Photo by The Logos Bible Software Blog /