Peter Wagner (1930-2016), falleció este viernes 21 de octubre de 2016, a la edad de 86 años.
Wagner padecía insuficiencia cardíaca. En junio de este año, había sido sometido a dos intervenciones quirúrgicas, y el 23 de septiembre era nuevamente ingresado “en un estado de debilidad”, según informaba entonces su esposa Doris.
Fuentes próximas informan que los restos mortales de Wagner serán enterrados en un acto privado el jueves 27 por la mañana, tras lo cual, se oficiará un servicio religioso in memoriam.
UN LEGADO POPULAR
Wagner es reconocido como una autoridad en los campos del “Crecimiento de la Iglesia” y de la “Guerra espiritual” –una forma de oración intercesora basada en el concepto de “espíritus territoriales” y el “mapeo espiritual”–. También por su redefinición del rol de los “apóstoles y profetas” en la iglesia contemporánea.
Es cofundador del Centro de Oración Mundial y fue rector del Instituto Wagner, en Colorado Springs, EEUU. Era graduado en teología, misión y religión por el Seminario de Teología Fuller; el Seminario de Teología Princeton; y la Universidad del Sur de California.
Sirvió como misionero en Bolivia durante 16 años, y enseñó en la Facultad de la Escuela de Estudios Interculturales del Seminario Fuller durante 30 años. Desde su base en Colorado, EEUU, su ministerio adquirió alcance nacional e internacional. Escribió 70 libros, entre ellos, “Escudo de oración”, “Espíritus territoriales” y “Apóstoles y profetas”.
Su libro “La Tercera Ola del Espíritu Santo” (The Third Wave of the Holy Spirit, 1988), y más tarde “Terremoto en la Iglesia. La Nueva Reforma Apostólica” (1996), le convertirían en líder e impulsor, del movimiento que él mismo definió. Wagner acuñó la expresión “Tercera Ola” para distinguir las tres etapas que, según él, habían distinguido la acción del Espíritu Santo a lo largo del siglo XX: el movimiento Pentecostal desde 1900; el movimiento carismático de los años 60; y el movimiento neoapostólico aparecido en los 80.
Pese a lo que pudiera pensarse, Wagner no se consideraba a sí mismo pentecostal ni carismático y, por el contrario, llegó a distanciarse expresa y manifiestamente de estos términos que consideraba asociados a excesos y estigmas. “Yo no me considero un carismático”, afirmaba, “Sencillamente, soy un evangélico congregacionalista que está abierto al Espíritu Santo, obrando a través de mí y de mi iglesia en cualquier manera que él quiera”.
Fuente: Charisma News, Christianity Today / Traducción y redacción: Actualidad Evangélica