Si Luchas podés perder, Si no luchas estás perdido.
¡Es cierto! Para nosotros, los cristianos, debería ser fácil la decisión a tomar entre estos dos opuestos… Sin embargo cuantas veces consideramos las posibilidades entre ambas cuando tenemos un dilema o problema. A veces de manera consciente y algunas en forma inconsciente. Pero… ¿Cómo? Si Dios nos dice que corramos la buena carrera, que si Él es por nosotros, ¿Quien contra nosotros?… Promesas hermosas, pero bajamos la mirada y en vez de ponerla por fe hacia adelante, nos quedamos en nuestros lugares… quietos, estáticos. Pensando que no podemos, empantanándonos en nuestras pequeñas miserias. Es en ese preciso y crucial momento que perdimos ante el principal y más fuerte enemigo… Nosotros mismos. Miserable de mi… ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte pero que a su vez piensa que vivirá eternamente en esta tierra y se equivoca… una y otra vez?
En la historia, el ciego Bartimeo no pudo mas, y ante la Hermosa Presencia de Jesucristo se levantó como pudo, gritó a viva voz, seguro como nunca de sus pecados y sinsabores. Se sacudió de encima su capa, la que estaba llena de polvo, no solamente el proveniente de la tierra…. sino el polvo de la humillación, la desidia, el abandono. Polvo del estancamiento, de la autocompasión. Polvo que pesa mucho, que esclaviza. Arrojó lejos lo que nunca sirvió para nada y liviano como nunca encontró refugio y ayuda en el Señor de Señores. Como lo debo hacer yo todos los días… ¡Estar a los Hermosos Pies de mi Cristo y Señor!… En lo que me permitas vivir de este 2015 te necesito más que nunca!
Andrés Sergio Chilczuk Bondarczuk