Durante generaciones, los cristianos en Pakistán han sufrido discriminación y abuso por parte de sus vecinos musulmanes mayoritarios. Masih, un líder de su comunidad, luchó para reducir la persecución, pero encontró solo sufrimientos. Luchaba por la injusticia, pero faltaba algo en su vida, conocer al Cristo de la Gloria.

Un día, más de 100 hogares cristianos fueron quemados y saqueados. Masih no pudo hacer nada y huyó a Bangkok. «Después de que perdimos todo, entonces encontramos a Jesús», recordó. Allí, él y su familia comenzaron a asistir a una iglesia evangélica. Los miembros de la iglesia los abrazaron como una familia; los pastores los alimentaron y por primera vez en sus vidas, aprendieron el significado de confraternidad para amar y servir unos a otros.

Desde entonces todo empezó a cambiar. Se les permitió establecerse en los Estados Unidos, un raro privilegio para los refugiados, actualmente viven allí y tienen un trabajo, sus hijos estudian, su hijo adolescente predica el evangelio  y actualmente están renovando su sótano para crear un centro de cuidado infantil basada en la fe. Por si fuera poco, su hermano quien también logró escapar se entregó a Cristo y todos se bautizaron el año pasado.

«Por fin nos sentimos que tenemos una relación con Cristo», dijo su hermano. «Antes, teníamos una persona media entre Jesús y nosotros, pero ahora, tenemos una relación directa con Dios.» Su hijo mayor dijo «Para ser honesto, tuvimos una mejor casa en Pakistán, pero estoy más agradecido hoy porque, si no hubiéramos hecho las cosas que hicimos, no habríamos experimentado el amor de Jesús. Oh, no puedo explicar con palabras, es simplemente impresionante. Para mí, Jesús es todo para mí. Él es mi mejor amigo.»

Su menor hija, dijo: «Dios tiene un gran propósito para nuestras vidas. Realmente estoy feliz de estar aquí”. Su hermano entonces finalizó diciendo «Estas persecuciones tienen un propósito. Se puede ver en nuestra familia. Antes, sólo dependíamos de nuestras habilidades, conocimientos, propósitos. Pero ahora, Jesús nos dirige a su manera. ¡Gracias Jesús, ahora somos salvos en Cristo!

Fuente: worldmag.com