El pastor del ministerio chino es Jinshan Wang, un hombre que no sabía nada de Jesucristo hasta que llegó a EEUU. «Antes que conociéramos del Señor, Dios envió a sus siervos para que nos enseñaran el Evangelio», dijo el pastor.

Wang y su familia se congregan en la Iglesia de Cristo al sur de la ciudad de Baton Rouge en Louisiana. «Si no fuera por los cristianos estadounidenses, quienes nos enseñaron del amor de Dios, ninguno de nosotros sabría de Jesús», dijo, según publica Christian Chronicle.

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El pastor Wang es uno de los cientos de inmigrantes chinos que decidieron unirse al cristianismo, gracias a la labor evangelizadora de los hermanos de la iglesia. Cada domingo, los hombres y mujeres chinos se ubican en las primeras bancas de la iglesia, participando en la adoración junto a los hermanos estadounidenses. Aproximadamente 70 chinos dirigen los estudios en grupos pequeños de la iglesia.

Cerca de 170 inmigrantes chinos aceptaron a Cristo y recientemente asistieron a un regreso a casa, organizado por la iglesia una vez cada cinco años, para orar y adorar en su lengua materna, disfrutar de humeantes montones de cangrejos hervidos y celebrar el lugar donde comenzó su fe.

Hace tres años, el ministerio chino de la iglesia comenzó a financiar los esfuerzos de la misión en China, dedicando un tercio de su presupuesto para la obra misionera. «Creo que ser cristiano es lo más maravilloso sobre la tierra. Vivir la vida cristiana es lo ideal en este mundo», dijo Liang.