Todos los días son buenos para recordar lo valiente que sos. Como mujer, tu fuerza, tu coraje, tu armonía proviene de tu Creador, en cuya imagen sos reflejada. Tu hacedor, ha dejado en tu vida su huella imborrable; y más allá de las circunstancias, tu vida fue creada con intencionalidad y pensada por él. 

Durante el transcurso de la historia de la humanidad, podemos recordar el ímpetu de la mujer por ser reconocida en un mundo hostil, lleno de competitividad, en la lucha pujante por defender sus derechos, por consolidar sueños que parecieran no estar a su alcance. Esa lucha no se ha detenido, sino que fue intensificada con el transcurso de los años,  y logró mayor significancia el rol protagónico que ejerce dentro de la sociedad. Pero hay una cuestión imprescindible que deseo que no pierdas de vista. Tu posición al presentarte al mundo como mensajera de tus luchas diarias, no puede obnubilar a quien debés reflejar, y es tan importante que puedas descubrir que la gloria de Dios debe exceder cada detalle de lo que hacés como mujer, simplemente y completamente porque fuiste diseñada a la imagen de Cristo. 

Hoy en todo el mundo se conmemora el Día de la Mujer. Deseo que tu vida sea llena de humildad, paciencia, perseverancia, sabiduría, fortaleza, fervor, virtuosismo, amor, compasión, resiliencia, etc. 

Naciste para resplandecer, para triunfar, para conquistar, para amar, para perdonar; para secarte las lágrimas y avanzar con valor y sin temor a lo que vendrá. 

¡Dejate amar!

¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Isaías 60:1

¡Dios te bendice!