Todavía en España hay lenguas minoritarias que no cuentan con la Biblia. Entre ellas se encontraba la fala, una lengua hablada en la sierra de Gata, en Cáceres, por una comunidad de entre 6.000 y 8.000 personas que desde esta semana pueden acceder el Nuevo Testamento en la lengua del pueblo.
El sueño que Lutero llevó a cabo hace casi 500 años, cuando tradujo la Biblia al alemán para acercar lo máximo posible al pueblo las sagradas escrituras, se vuelve a cumplir entre los cacereños que utilizan esta lengua, muy asentada en la realidad cotidiana.
UN TRABAJO DE VARIOS AÑOS
La idea de traducir el Nuevo Testamento a fala “comenzó en 1994, cuando hicimos un estudio sociolingüístico de las lenguas minoritarias en España. Tuvimos a varios misioneros lingüistas recorriendo el país y viendo estas lenguas que han sobrevivido al español o al influjo del paso del tiempo.
Entre los grupos que descubrimos estaba la fala, en el norte de Extremadura, que seguía viva entre tres pueblos de la sierra de Gata, con un uso cotidiano, aún a nivel institucional o cultural, aún religioso”, nos cuenta José Herrero.
Para ellos era “una oportunidad buenísima para ayudar a fijar esta lengua y también el traducir el Nuevo Testamento tendría mucho uso”. Así fue que “una de las parejas de misioneros decidió venir a la sierra de Gata, vivir allí, y con traductores nativos, empezar la traducción a fala”.
TRADUCIR: MUCHO MÁS QUE PALABRAS
Proel ha liderado diferentes trabajos de traducción de la Biblia y por ello saben que este trabajo “no consiste sólo en traducir palabras”. “Es traducir significados, semánticas, discurso, dobles sentidos… También es exégesis y hermenéutica”, explica Herrero.
Además, la traducción bíblica no puede hacerse sin conocer bien la lengua y la comunidad que la habla.
“Debe estar enraizada en la comunidad donde quieras que la Biblia se utilice. Porque quieres que la palabra sea viva, que corra, que la gente la lea y la use. Quizá se pueda hacer en un despacho, pero debe hacerse empapándose de la cultura”, comenta el director de Proel.
El resultado es el de un libro que la gente usa, porque lo entiende. “La Biblia está traducida en España a las lenguas mayoritarias”, explica Herrero.