Soy de la generación del gracias, del por favor y del buenos días, de la misma que no duda en decir un «lo siento» o permiso, cuando es necesario. Cualidades todas ellas que no dudo en transmitir en mis hijos, porque educar en respeto es educar con amor.

En la Biblia encontramos varios ejemplos donde los niños fueron grandes protagonistas. Por ejemplo en la alimentación de los cinco mil , imaginamos el cuadro donde se encuentran Jesús, los discípulos y una gran multitud de personas buscando una palabra, sanidad y bendición de parte del Maestro. Y como había mucha gente. Ya era el momento de alimentarse y se menciona en el libro de Juan 6:1-15 que había un muchacho que tenía 5 panes y 2 peces y se los dio, ofreció todo lo que tenia sin dudar, Imagino a este muchacho muy cerca de Jesús y de sus discípulos queriendo ser parte de este momento y ofreciendo todo.  Meditando en varios niños de la Biblia, Samuel quien había sido entregado desde niño para el sacerdocio, él sabía el valor de entregarlo todo, a través del ejemplo de sus padres, cuando escuchó a Dios, lo sirvió toda su vida.

 Josías comenzó a reinar a los 8 años de edad, dedicando su vida al servicio de su pueblo.

Creo que nuestra dedicación diaria en nuestros hijos, sobrinos, vecinos, alumnos debe ser con mucho compromiso, guiándonos a la fe y a la entrega completa del Señor. Por eso es mejor dar que recibir. 

Para crear una sociedad basada en el respeto mutuo, en la que los valores por el prójimo sea prioritario; Es necesario invertir en los pequeños, pequeñas costumbres sociales desde la infancia siendo nosotros el ejemplo vivo.

Porque la convivencia se basa al fin y al cabo en el amor al prójimo, donde todo niño debería iniciarse desde una edad temprana.

Lo creamos o no, podemos educar a un niño con valores del Reino de Dios, desde su niñez.

LA REGLA DE ORO PARA LA NIÑEZ

 “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas” 

(Mateo 7:12)

Sabías que la palabra Venatnu (ונתנו ) que traducimos como “y darán”, al verla escrita en hebreo podemos notar que es un polídromo, es decir una palabra, que se lee igual adelante que atrás.
AL DERECHO: ונתנו AL REVÉS: ונתנו

Eso nos da una gran enseñanza de que cuando «damos» nos estamos «dando» a nosotros mismos de vuelta.

 

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