El calor sofocante de la ciudad no da tregua, muchos deciden abandonar sus hogares y dirigirse a lugares públicos al aire libre donde pueda correr un poco de aire. Allí un conglomerado de familias comparten espacios y también momentos.

Muchas veces no sabemos lo bueno que es disfrutar de contactos inesperados en la monotonía nos puede dar, encontrando en el lugar que menos lo imaginamos a personas valiosas por su buen corazón o sus ideas agradables y hasta podríamos decir revolucionarias.

En lo personal he notado que hasta en algunos viajes compartí con un imprevisto acompañante, una charla amena, entretenida y enriquecedora.

Es bueno estar atentos cuando una situación inesperada nos brinda una oportunidad especial y diferente, no solo es agradable el encuentro inteligentemente preparado con anticipación, también es bueno prestar atención cuando la vida y circunstancia nos ofrece un regalo sorpresa, con alguien que ni conocemos o sigamos de por vida relacionados, pero que en ese instante nos logró sumar al momento que teníamos que vivir una buena oportunidad.

La mujer Samaritana que fue como cualquier día a buscar agua al pozo, y en su tarea habitual tiene la entrevista nada mas y nada menos que con el dueño del mundo.
El Etíope que luego de realizar su esfuerzo religioso de ir al templo, volviendo a su nación se encuentra en una zona desierta con el evangelista Felipe.

Podemos ser sorprendidos con encuentros maravillosos donde seremos enriquecidos por personas que agregarán a nuestras vidas con su experiencia y sabiduría, o también ser nosotros los que aportemos algo interesante a alguien.

No hay nada más maravilloso que compartir el evangelio de Jesucristo con cualquier encuentro fortuito que tengamos, agregando vida a quienes tengan la bendición de encontrarse con nosotros.