Solo quería compartirles un pensamiento: A partir de la madrugada de un día como hoy, pero de primavera del año 1986 en Ucrania, se desató una monstruosa tragedia a partir de la propia mano del hombre con los elementos radioactivos. A poco mas de la una de la mañana empezaron a surgir cientos y miles de héroes que nunca conocimos y que, seguramente, nunca conoceremos. La mayoría ucranianos, pero también rusos, fueron los que nos libraron de una desastre que hubiese arrasado con media Europa y con el mundo entero, según hoy se descubrió.
Creo que Dios, en su gran Misericordia , y viendo el sacrificio inconsciente de algunos, pero voluntario por todos, detuvo una vez mas la marcha de los jinetes del Apocalipsis sobre nuestro mundo. Tal vez vio como Su Amor se veía reflejado en la abnegación y el valor de esos héroes anónimos que lucharon, aun a costa de su propia vida.
No se que habrá pasado por el corazón de Nuestro Creador en aquellas horas, pero creo que su Espíritu no solamente se entristeció, sino que también lloró, como lo hizo Jesús delante de la tumba de Lázaro.
Siento de escribir esto, tal vez por tener sangre ucrania en mis venas, pero es ante todo el hacer un pequeñísimo acto de homenaje ante esos hombres y mujeres que dejaron todo por ayudar a la humanidad a vivir un poco mas, a regalarnos un tiempo más.
Por Andrés Sergio Chilczuk Bondarczuk