Allá por abril, cuando hombres armados comenzaron a atacar la aldea en medio de la noche, un Pastor de la iglesia local en el norte de Mozambique despertó a su familia para huir. Tomó a sus dos hijos más grandes y su esposa, a los dos más pequeños. En medio del caos y la confusión, entre gritos y tiros, escaparon en diferentes direcciones.
El Pastor y sus hijos se escondieron en unos arbustos cercanos toda la noche, antes de volver a la aldea, cerca del pueblo de Palma y así poder reencontrarse con el resto de la familia. A la mañana siguiente, encontró su choza derrumbada y los restos de su hijo de 4 años, quien había sido decapitado por los atacantes. Junto a sus hijos mayores cavaron una tumba para el cuerpo del pequeño, y lloraron la pérdida. Hasta ahora, su esposa y su otro hijo más pequeño permanecen desaparecidos.
Este Pastor compartió su historia con sus colegas de Mozambique. Pidió que su nombre y aldea permanezcan en el anonimato por razones de seguridad, pero esta situación no es aislada sino que el conflicto escala cada vez más en el norte de la provincia de Cabo Delgado.
Incontables inocentes civiles están huyendo del área donde los insurgentes han quemado aldeas enteras y han brutalizado a los residentes. La violencia ha matado a miles de personas y ha desplazado a más 800.000, número que crece rápidamente y pronto alcanzará el millón, según advertencia de Naciones Unidas.
“Para los cristianos que viven en el área, es muy importante tener la Palabra de Dios y así renovar su fe y esperanza en tiempos de turbulencia. La Palabra de Dios puede ser usada para construir la paz en el área, así como en el país entero», dijo Mauricio Magunhe, coordinador de fe y desarrollo de Visión Mundial Mozambique.
Las atrocidades de los últimos cuatro años han superado por mucho a los 80’s y 90’s, un período tumultuoso donde tuvieron lugar una serie de conflictos sociopolíticos en el continente africano, incluyendo el genocidio de Rwanda y la guerra civil en Mozambique de 1977 a 1992. En las últimas dos décadas y media, sin embargo, Mozambique había disfrutado de cierta paz y estabilidad; más allá de sufrir desastres naturales en los últimos años, como el ciclón Idai en 2019.
Los cristianos conforman más de la mitad de la población en el país pero no tienen tanta presencia en las provincias del norte donde los insurgentes han ganado territorio. En lugar de abandonar el área en busca de seguridad personal, muchos pastores locales y creyentes deciden quedarse en las provincias para ayudar a las víctimas.
En las aldeas cercanas y los campamentos improvisados por toda la región, estos líderes religiosos proveen de alimentos, provisiones, y semillas, así como también oran por las personas, predican el Evangelio y dan audio Biblias a cualquiera que lo requiera. En medio de una impensable crisis, ellos reportan que miles están abrazando la fe en Cristo.
«Cuando recién llegamos, nuestros brazos estaban cruzados -estabamos tristes y enojados», dijo otro Pastor cuya familia también está desaparecida. «Pero a causa de que servimos, estamos fuertes. Porque servimos, estamos felices. En tiempos de bonanza o en tiempos difíciles, serviremos al Señor».
Ya sea en los campos o en las aldeas, Pastor tras Pastor comparte su testimonio. Uno citó el Salmo 23, diciendo que tanto él como su familia caminaron entre cuerpos muertos, y aún así encontraron reposo: «Aunque ande por el valle de sombra y muerte, no temeré mal alguno.» Más allá de esto, un Pastor que perdió literalmente todo, dijo: «Pueden destruir nuestros hogares, dejarnos sin comida -pero no pueden quitarme a Jesús.»
Antonio Matimbe, un nsrivi que ha trabajado para Visión Mundial por más de diez años, recientemente visitó un campo de desplazado por la violencia. Contó que al principio pensó que todo estaba bien. «Pero cuando empecé a oír las historias, fue cuando tuve una real dimensión del desastre por el que atraviesan la gente de Cabo Delgado», dijo.
«Sirvió para abrirme los ojos de lo que realmente viven, en especial al hablar con los niños -ellos han sido testigo de cosas que los niños no deberían vivenciar».
Un énfasis particular de Visión Mundial está puesto en los esfuerzos por proveer consejería en los campamentos, ya que la mayoría de los sobrevivientes han atravesado un trauma inimaginable. La organización está unida a un consejo religioso de Mozambique y trabaja con oficiales locales para entrenar y equipar trabajadores, y así reconocer y responder a los síntomas relacionados con los traumas.
En estos casos, dijo Matimbe, «la ayuda sicológica es tan importante como proveer alimentos y agua, porque estos traumas -si no son bien manejados, si los niños no se recuperan de ésto- entonces no sabemos qué tipo de adultos esperar en el futuro.»
Mozambique recientemente saltó al puesto 45 de la lista de Naciones que persiguen a cristianos de World Watch -después que al menos 300 creyentes fueran asesinados por su fe y se dieran 100 ataques a iglesias locales, bases misioneras y otros establecimientos cristianos. Estas estadísticas fueron validadas en el último período reportado, dónde se reunieron distintos equipos de encuestadores y múltiples fuentes del lugar.
Otra ONG cristiana del norte de Mozambique, cuyo nombre queda reservado por motivos de seguridad, ha estado trabajando de cerca en el conflicto. Ellos están cuidando y ministrando a los cientos de miles de mujeres, hombres y niños que llegan a los campamentos en busca de seguridad. La mayoría proviene de Pemba y aldeas aledañas, se acercan con sus parientes y amigos y son refugiados por creyentes.
Esta organización está facilitando la ayuda, la oración y la consejería por traumas -un ministerio conducido por creyentes nacionales que hablan fluido los cuatro dialectos primarios de la región. En los últimos meses, la organización reporta que miles de personas no sólo abrazan la fe en Cristo sino que también reciben profunda sanidad espiritual y emocional.
«Es un tremendo privilegio ser parte de un equipo como este en Mozambique», dijo uno de los fundadores de la organización. «El cuerpo de Cristo en el norte de Mozambique no se ha desanimado. No importa que tan oscuro pueda volverse todo, estamos llamados a alumbrar en medio de los pueblos».
«El amor triunfa, y siempre triunfará sobre el odio,» dijo el líder. «Y todos- absolutamente todos- le están diciendo sí a Jesús».
Imagen: Pastores ministros en la región de Pemba
Fuente: Christianity Today