El 6 de Diciembre se conmemora el día de San Nicolás, y marca el inicio de las festividades navideñas cristianas con las historias acerca del legendario Santa Claus. Es necesario remarcar que, históricamente hablando, no hay muchos datoa sobre Nicolás. A pesar de ser uno de los santos más populares de las iglesias griegas y latinas, su existencia no dejó documentos historicos suficientes. Todo lo que se puede decir es, que fue obispo de Myra (cerca de la moderna Finike, en Turquía) alrededor del 300 D.C.

Hay muchas leyendas en torno a Nicolás, que han influenciado el imaginario popular a través de la historia. Algunas de esas leyendas ilustran con fidelidad la vida de este personaje y otras, han sido producto de la fantasía de algunos, algo muy común en este tipo de mitos religiosos de los pueblos.

Se cree que Nicolás nació en una familia muy adinerada de Patara, Lycia. Sus padres murieron, heredando él una considerable suma de dinero, aunque posteriormente no se quedara con un centavo. En una de las anécdotas más populares de Nicolás, se encuentra la ocasión en que arrojó bolsas de llenas de oro por la ventana de tres niñas que eran forzadas a prostituirse. Esta historia es una de las más comunes. Otra versión más radical, incluye a una malvada cuidadora que decapitó a las niñas, enterrandolas bajo un tanque y siendo resucitadas posteriormente por Nicolás.

Después de realizar varios milagros (era llamado con frecuencia Nicolás, el hacedor de maravillas) siendo aún un muchacho, Nicolás fue elegido por el pueblo de Myra como obispo. Más tarde, cuando la persecución contra los cristianos comenzara, Nicolás sería apresado junto con muchos otros.

Cuando Constantino se convirtió en emperador, Nicolás sería liberado para enfrentar un nuevo enemigo, el Arianismo. Según un biógrafo (que escribió cinco siglos después de la muerte de Nicolás), «gracias a la enseñanza de Nicolás, el pueblo de Myra pudo resitir con firmeza la herejía ariana.» Otros biógrafos aseguraron que Nicolás peleó de una manera más personal, al punto de llegar hasta Nicea y golpear al responsable en la cara.» Debido a la magnitud de la acción de Nicolás, el obispado muy sorprendido decidió separarlo de su cargo por su conducta tan ruda. Pero María y Jesús se aparecieron y rápidamente lo restituyeron en su cargo. Esta versión es tomada como una fantasía ya que en los registros de Nicea jamás se menciona a Nicolás.

Aún en el reinado de Justiniano (d.565) , Nicolás fue famoso y el emperador dedicó una iglesia en su honor en Constantinopla. En el 900, un griego escribió «el Este, tanto como el Oeste proclaman las bondades que realizó. Por todos lados su nombre es reconocido, iglesias son dedicadas en su nombre. Los cristianos recuerdan su nombre.»

Aunque la historia se dilató en el pasar del tiempo, y muchos mitos rodearon su nombre, el personaje de Nicolás trascendió los siglos y se mantiene como una de las leyendas reliogiosas de todos los tiempos.