Mujer, bienvenida al artículo de esta semana. Quiero compartirte un relato bíblico que se encuentra en 1 Crónicas 13:10. La insolencia de Uza puso fin a su propia vida. El rey David paralizó la misión que estaba llevando a cabo para inquirir y escudriñar las razones por las que Dios se encontraba tan enojado. Se quedó atónito al advertir que el mismo arca que mató a un líder bendijo a Obed-edom, 1º Crónicas 13:14. ¡El arca que mata personas también bendice hogares! David aprendería la lección más importante de su vida: la presencia de Dios, la bendición de contemplar esa presencia, sería determinante para evaluar qué tipo de honra se le consagra.

El arca de Dios no trajo ninguna bendición a la casa de Abinadab y sí a la de Obed-edom. Las dos familias la tuvieron, pero sólo una fue bendecida. La clave fue la honra. En casa de Abinadab el arca pasó desapercibida; era simplemente un adorno más. En cambio, en la casa de Obed-edom el arca tuvo un lugar de privilegio. David observó que a los que eran reverentes con Dios les iba bien, en cambio, a los irreverentes les iba mal. Dios desea que Su presencia sea una bendición como lo fue para Obed-edom, pero esto ¿De qué manera puede obtenerse? Solo mediante la honra.

Pero ¿Qué es la honra? La honra indica la preservación de virtudes personales como la rectitud, la integridad y decencia. El significado bíblico de la palabra honra deriva del hebreo kabôd que indica gloria. Y ¿Por qué es tan importante la honra para estos tiempos que vivimos y desde siempre? Esto puede ser entendido con facilidad. La Palabra de Dios permanece para siempre, él no muda teniendo en cuenta las épocas, las estaciones. Su palabra es Sí y amén. En Mateo 24:35 dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Somos bendecidos cuando honramos a Dios y contamos con su protección divina.

Seguramente habrás llegado hasta acá y el interrogante que puede surgir es ¿Cómo puedo honrar a Dios? Aunque parezca algo complicado de hacer, todo nace desde tu interior, desde tu disposición, desde la propia entrega de anhelar hacer sonreír a Dios, ¡Sí, así como lo leíste¡ ¿Te imaginás al Señor, sonriendo porque tu vida le provoca alegría?
Te aliento a provocar esto en el corazón del Padre, con tu testimonio de vida, con tus dones, talentos y capacidades; con tu servicio, con tu tiempo, con tu pasión por querer reconciliar a otras mujeres con Su hacedor.
Y para finalizar, voy a mencionar las palabras de mi Pastor y escritor, Fernando Pereira: “para poder establecer honra, debe haber alianza con Dios. Si entrás en una alianza con Dios, serás bendecida, ya que toda bendición es administrada por él. Para que esa alianza permanezca para siempre, tiene que haber honra “entre las partes” si honras a Dios, esta alianza entre vos y él será para siempre”

¡El día es hoy! Aprenderemos juntas a honrar cada día Dios con excelencia.
Un abrazo fraterno

 

Photo: Brennan Burling / Unsplash