¿Qué necesita experimentar?

El tiempo que dedicamos a dar nuestras alabanzas a Dios, debe ser una experiencia feliz para el niño. Ya por naturaleza a éllos  le gusta cantar, moverse, pero no debe quedar allí nuestra enseñanza. Debemos llevarlo a que disfrute con todo su ser, espíritu, alma y cuerpo de este tiempo especial de adoración, Tiene que disfrutar en su interior de algo que trasciende lo natural, distinto de cantar y moverse al ritmo de otras canciones. Esto es un acto espiritual.

 
A) El niño necesita sentir la cercanía de Jesús. Cuando esto sucede el niño experimenta consecuencias directas en su corazón:

  • Amor
  • Libertad
  • Gozo
  • Paz
  • Transformación
  • Descanso
  • Confianza
  • Seguridad
  • Quietud interior
  • Sed de Dios
  • Compromiso con Dios

 
B) Si le damos lugar al Señor en el culto, el niño sentirá deseos de acercarse a Él, y lo hará por medio de:

  • Canciones
  • Alabanzas
  • Adoración
  • Oración

Además sentirá deseos y la necesidad de mostrar su corazón a Jesús.

 
C) El tiempo de alabanzas debe ser ese lugar y ese momento; cuyo objetivo es acercarse a Jesús y sentirlo cerca; donde el niño encuentre espacio para:

  • La expectativa: lo que trae como ofrenda es real y es importante
  • La expresión corporal: suelta emociones, se expresa a sí mismo
  • El movimiento: libera tensiones. Hay un propósito en ese movimiento: glorificar a Dios
  • La voz: Jesús lo está escuchando

El tiempo de alabanza debe ser para el niño un momento de paz, de sosiego, de libertad, de felicidad.

 

Photo by Kristina Paparo on Unsplash