Un traductor del Francés al Togo dijo una vez:

«Siempre se me dijo que lo normal y mas eficiente era traducir la Biblia directamente desde una edición en francés moderno. Después de todo, el francés era un idioma conocido para nosotros. Pero ahora, después de mis cursos de Hebreo Bíblico, me doy cuenta que ese consejo carecía de sentido. Cualquier traducción francesa es solo una interpretación de los textos originales. Están consciente o inconscientemente adaptados a la gramática francesa, sus estilos y conceptos. Están consciente o inconscientemente embebidos de la moderna cultura europea, para intencionalmente alcanzar a los franceses. Hubiese sido mas fácil y mas rápido para nosotros traducir directamente del Hebreo, sin interferencia de la cultura francesa. La antigua cultura israelita y mi cultura togolesa son, en realidad, bastante similares. ¡Ahora puedo ver las similitudes entre las narraciones originales y las historias que se cuentan en mi cultura! Ahora puedo ver las similitudes entre los términos del Antiguo Testamento y los de mi cultura para sacrificios.»

Puede parecer sorprendente, pero el concepto moderno para «alma» no aparece en el Antiguo Testamento. El Hebreo habla de «suspiro, aliento de vida». Estos términos se tradujeron como «alma» solo en las traducciones europeas, proyectando una perspectiva diferente de persona a la que da el Hebreo. Si el traductor togolés no ha descubierto el Hebreo Bíblico a tiempo, continuará luchando por encontrar un equivalente togolés (que por cierto no existe) para ‘alma’, ¡cuando en realidad el Hebreo original ‘nephesh’ tiene el mismo significado en su equivalente togolés!»

 

Conciencia Cultural

Así que no podemos simplemente traducir desde una interpretación moderna, como si ésta fuera un sustituto de los textos Hebreo y Griegos. En su lugar, los traductores necesitan estar al tanto del mudo y la cultura bíblica. Al mismo tiempo, los traductores deben ser sensibles a la cultura y las concepciones de las personas a las que se dirige la traducción. Después de todo, son estas personas las que deben apreciar el trabajo final.

Como Sociedades Bíblicas Unidas, tratamos de equipar traductores por medio de seminarios que donde nos adentramos al mundo y las culturas de la Biblia y lo comparamos con la cultura y las concepciones del mundo y el idioma propios de los traductores. Nuestros consejeros ayudan a los traductores con el Hebreo Bíblico y el Griego, siempre que se necesite y cuando los problemas aparecen.

 

Visitando Israel

De tanto en tanto tenemos la oportunidad de llevar grupos de traductores a Israel. Allí, ellos pueden ver con sus propios ojos los lugares mencionados en la Biblia y un número relevante de sitios arqueológicos, donde se encontraron templos, palacios y sinagogas. Todo esto ayudará a los traductores a visualizar los textos bíblicos y encontrar los términos correctos en sus propios idiomas, cuando les toque traducir.

Las Sociedades Bíblicas sirven a las Iglesias. Éstas últimas, emplazadas en países afluentes, no se satisfacen con nada menos que una traducción de la Biblia que sea fiel a los textos originales. En ese sentido, Iglesias en todo el mundo están tomando a la traducción de la Biblia como un asunto muy serio. En nuestros seminarios, ayudamos a los traductores a tomar conciencia de cómo textos específicos, en ocasiones son leídos e interpretados por las Iglesia en el área donde se ha dado la traducción. Y esto se debe particularmente a la cultura que abraza tales traducciones.