El cine está cargado de historias de padres que abrumados por sus problemas y estresados por su trabajo, se olvidan comprar el regalo navideño preferido de su hijo, como que fuera imposible reemplazar esa falta con otra cosa.
Estos son días de frenesí por comprar el regalo a cada uno de la lista que hemos hecho, y nos esforzamos para que nos alcance el dinero que nuestro presupuesto nos permite. Se vuelve una carrera incansable de negocio en negocio, de shoping en shoping, buscando ofertas que nos permitan cumplir con el presente que nos impusimos en nuestra agenda de la fiesta de navidad. Muchos en estos días terminan hasta endeudados por no hacer inteligentemente sus compras.
¿De dónde nace esa idea de hacer regalos que agraden a nuestros amigos y seres queridos? Muchos han culpado hasta el cansancio y han dicho que es solamente un ardid de las grandes corporaciones que desean elevar sus ventas en estos días. Aunque este argumento se cae cuando sabemos que mucho antes de los grandes negocios ya había un mandato de hacer un intercambio de presentes en la Nochebuena.
La idea viene de que Dios mismo no hizo el regalo más importante que el ser humano podía recibir, y fue su propio hijo Jesucristo entregado en Navidad con un rústico packaging, en un “Pesebre. Dios que conocía nuestra necesidad entregó el regalo, no sólo el más importante, sino el que cubriera lo que como humanos nos hacía falta.
Muchas veces con nuestra mente pequeña y nuestra boca grande pronunciamos reclamos a Dios por no tener aquello que para nosotros nos parece lo más importante, pero olvidamos que lo más valioso él ya lo dio, lo demás es sólo, “muchas veces”, ocurrencias nuestras.
Si en esta próxima Navidad está Jesucristo en nuestras vidas lo tenemos todo, aunque el regalo tan ansiado no llegue, porque no lo conseguimos o no nos alcanza el presupuesto, tengamos una Noche de Paz y disfrutemos de todo lo demás que hemos alcanzado de la mano de Jesús.
Muchos han cambiado el eje de sus ansiedades enfocándolo en el prójimo, mirando con madurez a donde hay una persona con necesidades puntuales y ven que con su generosidad pueden ayudar a revertir esa situación. En vez de esperar un regalo, ven mejor intentar dar uno por ellos mismos.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Felicidades.