Dario Scuoppo nació en Salerno (Italia) el 25 de febrero de 1977. Él conoce al Señor en su ciudad natal a la edad de 19 años en la iglesia cristiana pentecostal «Espíritu y Vida». Unas semanas después de aceptar a Jesús en su corazón, comienza a tener experiencias muy fuertes con Dios y es bautizado con el Espíritu Santo. Muy pronto comenzó a predicar llevando el Evangelio a las calles, parques y hogares, apoyado por su iglesia local y por su pastor que lo alentó reconociendo el llamado divino que estaba sobre él. A los 24 años de edad, se casa con su amada esposa Rebeca y el fruto de este amor culmina con dos hijos, Giosuè y Anna.
Durante muchos años sirvió fielmente en su iglesia local (de la que aún es miembro) trabajando junto al Pastor Rino DeFelice en varias responsabilidades, pero en los últimos meses del año 2005, la vida del evangelista se transforma drásticamente por el poder de Dios.
Teniendo en el corazón un verdadero deseo por la presencia de Dios y siendo inspirado por hombres muy utilizados por el Señor, comienza a buscar con toda su alma a la maravillosa persona del Espíritu Santo hasta que tenga una experiencia sobrenatural tan profunda que invade su vida para no dejarlo nunca mas. En el momento en que se desarrolla esta nueva dimensión con el Espíritu Santo, Dios comienza a abrir puertas para ejercer el ministerio más allá de su iglesia local, y en cada culto, la unción del Señor desciende para realizar milagros y obras poderosas como se describe en el libro de Hechos de los apóstoles.
En junio de 2006, en obediencia a la voz de Dios, decide abandonar el trabajo secular y abandona la compañía que posee para dedicarse a tiempo completo al ministerio. Desde este momento, es invitado tanto en Italia como al extranjero y viaja para ejercer el ministerio en campañas evangélicas, conferencias y reuniones de Despertar siempre acompañado por su Amigo y Señor, quien hace señales, maravillas y maravillas tocando y salvando a tantas almas necesitadas.
Hoy, como al comienzo de su conversión, su corazón está latiendo rápidamente por las almas que no conocen a Dios y por el Despertar de todo el cuerpo de Cristo. Por esta razón, aceptó el desafío de llevar el Evangelio a todos los rincones de Italia y del mundo, donde el Señor quiera enviarlo.