El cantante Pocho La Pantera padecía desde hace tiempo un cáncer de riñón contra el que venía luchando y en las últimas semanas su salud se había desmejorado.
En abril, Pocho se había mostrado fortalecido luego de varias sesiones de quimioterapia, y con valor y fe hablaba de su lucha: «No sabe con quién se metió el cáncer, pobrecito. Si hubiera sabido no se metía. En la quimio me mando un sanguche de milanesa con una bebida, no sufro para nada. Yo creo en Dios, si Cristo está conmigo, ¿Quién contra mí? Ya con eso tu autoestima empieza a laburar a favor», dijo en una extensa entrevista que le hicieron medios de prensa.
El 21 de octubre escribió su último Tuit: «Recuerden esto: ustedes me dieron todo gracias por el aguante». Estaba internado en el IMAD (Instituto Médico de Alta Complejidad).
Ernesto Aníbal Gauna, conocido por todos como “Pocho la pantera”, nació en el barrio porteño de Recoleta, hace 65 años. A los 13 se mudó con su familia a vivir a la ciudad de Córdoba, lugar en donde se crió. Su padre fue profesor de historia y su madre locutora. Alcanzó la fama a través de la música bailantera y se convirtió en el Rey de la cumbia en el año 1991 con su éxito “El hijo de cuca”. Cayó en desgracia por su adicción a la cocaína y “las fiestas”.
Comenzó a cantar a los cinco años en todas las fiestas del colegio. El padre le enseñó a tocar la guitarra dado que él era muy conocido de Eduardo Falú y Margarita Palacios, por ende en su casa siempre había música. Su madre fue bailarina del elenco del Chúcaro y también era locutora en Radio Nacional. Así que cada artista que pasaba por la radio, se hacía amigo de sus padres y todos caían en su casa. Ahí se armaban unas peñas bárbaras con vino y empanadas. A los 16 años en Córdoba, comenzó a escondidas a cantar en el cabaret Life en las calles Sucre y Colón. Hasta que un día le confesó al papá que quería ser artista de verdad. El le dijo que lo bancaba unos meses en Buenos Aires y que después todo dependía de él.
En el año 94 llegó la palabra de Dios a su vida. Fue a través de un papel que le dio un amigo, creyendo que era cocaína lo abrió y encontró la frase que decía algo como «yo soy Jesús, yo soy tu amigo y te quiero». instantáneamente comenzó a llorar y no podía parar y desde ese día nunca más se acercó a la droga.
Pocho logro viajar a Australia a estudiar teología, aunque allá se dio cuenta que no quería dejar todo. Entonces volvió y comenzó a predicar la palabra de Dios. El decía que era un Testimonio en persona.