Varias preguntas surgen en este momento ¿Están vivas? Y si es así, ¿dónde están? ¿Cómo están? ¿Cómo han pasado cada uno de estos 730 días? Ninguno de los rumores que sobrevuelan la zona ofrece buena esperanza.
El elusivo líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, alardeó de convertir a las chicas al islam y después venderlas como mujeres a esposos musulmanes. Algunas mujeres rescatadas de los campamentos de Boko Haram han dado testimonio de haber visto a las chicas o haber escuchado sobre ellas. Algunas afirmaron que las chicas se habían hecho musulmanas, incluso musulmanas que luchaban. Otras declararon que estaban siendo tratadas bien y las mantenían separadas, disfrutando de un mejor trato ya que eran una fuerte arma de intercambio.
Mientras que algunos observadores sobre el terreno especulan sobre el hecho de que al menos la mitad de las chicas han sido asesinadas, otros deducen que han sido forzadas a perpetrar ataques suicida a orden de Boko Haram.
Desde el Gobierno se escucha poco más que un ensordecedor silencio hacia los padre, los cuales no han sabido nada sobre la búsqueda, negociaciones o consideraciones de rescate. En sus mentes, la incertidumbre enloquecedora al respecto del bienestar de sus hijas y la ausencia de noticias concretas están causando enfermedades en varios de los padres. Acuden continuamente a la clínica, buscando alivio al dolor. Pero su tipo de dolor no conoce medicamento humano todavía.
Solamente hay UNO que puede traer alivio. UNO que puede traer paz a sus corazones. Ese UNO es Jesucristo, a quien claman hoy los padres mientras se reúnen en el culto en memoria de las chicas.
Desde Puertas Abiertas piden oración para que Jesús, ese Jesús bien familiarizado con el dolor y el sufrimiento, les de su paz y su consuelo. Él caminó los caminos sucios de esta tierra. Se sometió a hombres pecadores y murió injustamente. Trabajó, experimentó la pérdida y soportó la angustia a un nivel demasiado profundo para nuestras mentes. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16). Es Él al que necesitan los padres de Chibok desesperadamente.