¿Crees que es necesario que Dios comience a traer un despertar en esta generación a través del corazón de las mujeres?  Antes de comenzar, con esta breve reflexión del día de hoy, quiero que te sitúes en la situación actual en la que te encontrás. Ahora sí, ¿Creés que Dios puede despertar tu corazón para que seas un motor que atraiga a otras mujeres hacia Su verdad? Esto implica sobre todas las cosas, amarlo con todo el corazón, con toda la mente, con el alma y con el espíritu. Teniendo en cuenta este punto de partida, entendemos que Jesús nos manda a levantar el evangelio de la Cruz y vivir sus implicancias en nuestra vida de manera práctica.

Esta pregunta comenzó a generar cierta aceleración en mí, hasta que entendí que Dios precisa que yo forme parte de este tipo de mujeres, que va a levantarse contra los prototipos que se levantaron para anular la Palabra de Dios, y qué manera podría hacerlo, sino es a través del amor, a través del corazón. Por eso creo que es tiempo de pedirle a Dios que comience a despertar nuestros corazones, para hacer posible esta transformación mediante el amor; ese amor que no condena, que ama Su palabra, que la lleva al centro de toda situación; un amor capaz de traspasar cualquier barrera, y que tendrá como único objetivo, la reconciliación de la humanidad con Su hacedor. 

Las situaciones que se nos presentan cotidianamente, están cargadas nuevos desafíos diariamente, y la pregunta existencial es ¿Será que mañana estaremos mejor? ¿Qué nos deparará el mañana? Mientras que las Escrituras dicen, en Mateo 6:34:  “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal

Los corazones se están endureciendo a causa de la maldad de la humanidad, y en el mundo se ha levantado la bandera de una propia verdad personal, que no considera a Cristo. Ese es un fundamento muy débil e inestable sobre el cual apoyan sus ideologías, queriendo anular una verdad transversal que atraviesa la historia de la humanidad: la existencia y veracidad de un Salvador que murió para traer esperanza, perdón y salvación al mundo. 

Nosotras sabemos mediante Su palabra, la que nos enseña e instruye, que no podemos confiar en ninguna otra autoridad que no sea Su verdad, y que estamos ancladas a la Palabra de Dios y a Su Verdad, y que ésta es la que sostiene toda nuestra vida, es la que sostiene el universo, ya que por Su palabra fue creado ¡Inimaginable todo lo que puede hacer mediante Su voz!

Entonces ¿Permitís que Dios despierte tu corazón, para reconciliar la humanidad a través del amor con Su hacedor? ¡Yo ya estoy alistada, esperando por vos, vamos juntas; es mejor de a dos, de a diez, ¡De a multitudes! ¡Es tiempo de levantar la bandera de nuestro emblema: Jesucristo!

¡Dios te bendice!

 

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