Sin dudas aquellos que conocimos a Rubén Proietti tenemos que decir que siempre tenía las puertas abiertas para aquel que viniera con un proyecto que bendijera a la Iglesia. Con un entusiasmo contagioso lograba también involucrar a las posiciones más antagónicas para lograr que Dios sea glorificado.
Hoy a la edad de 74 años lo despedimos, después de haber recorrido muchos años de trabajo y dedicación a la unidad del cuerpo de Cristo, y una pasión por las almas que lograba transmitir a todos.
Desde el año 1977 donde fue convocado por el equipo evangelístico de Luis Palau, logró con fidelidad los mayores logros de dicha Asociación, legando a impactar a nivel internacional la realización de la gran comisión.
Su mayor servicio lo vimos reflejado a lo largo de este tiempo en la Iglesia Evangélica de Argentina como presidente de ACIERA – Alianza Cristana de Iglesias Evangelicas de la Republica Argentina. obteniendo un reconocimiento a nivel nacional de la tarea realizada por las congregaciones evangélicas en el país.
Su conocimiento y espíritu fraternal permitió reunir a diferentes iglesias latinas, conformando la Alianza Evangélica Latina AEL para alcanzar en forma conjunta una representación, diálogo y cooperación entre las diferentes alianzas de Iglesias de los países miembros.
Con respecto a nuestro medio La Gaceta Cristiana, hemos sentido constantemente su apoyo y nos infundía ánimo, porque veía que cuando la iglesia está informada logra objetivos más altos, porque estamos dispuestos a cumplir el pasaje Bíblico que nos inspiró emprender este ministerio: Yo publicaré tu grandeza.
Dijo el evangelista Marcos Dominguez, jefe de redacción de La Gaceta Cristiana: «Era un líder único en Latinoamérica y una persona de mucha sabiduría, con fuertes convicciones, que trabajó por la unidad del cuerpo de Cristo, luchó valientemente hasta el último momento contra esta enfermedad pero Dios que tiene la última palabra lo tiene en su presencia».
Oramos por su esposa Adriana y toda su familia, acompañándolos en este momento especial, recordando la esperanza eterna de que volveremos a encontrarnos en la Patria Celestial.