Jung Kwang-il, fundador de un grupo llamado Sin Cadenas, fue hacia el área de la provincia de Corea del Sur, Gyeonggi, cercana a la frontera del territorio norcoreano, según explica UPI.

Los dispositivos de almacenamiento digitales fueron donados por estudiantes de colegios de Estados Unidos.

«Confirmamos a través de GPS que todos los globos cayeron en el área del Monte Kumgang,» que de encuentra en la provincia norcoreana de Kangwon, dijo Jung. «Este lanzamiento fue el último del año, ya que los vientos comenzarán a cambiar.»

Jung, de 44 años, quien fue sentenciado a tres años de prisión en los campos de trabajo norcoreanos, por un crimen que no cometió, ahora vive en las afueras de Corea del Sur.

Con regularidad envía USB drives, tarjetas de memoria SD, y otros dispositivos con películas de Hollywood, programas de televisión surcoreanos y testimonios de desertores norcoreanos, por toda la frontera del país.

Para ello, se vale de globos con helio, transporte humano y equipos de drones.

«Reciente en la memoria, tuvimos la Revolución Jasmine (en Tunisia), y la Primavera Árabe,» dijo Jung en una entrevista el año pasado. ¿Cómo puede ser que nada de esto suceda en a Corea del Norte? La razón es simple: el país es un país completamente cerrado, carente de información. La gente no sabe que en realidad la manera en que vive es terrible… Queremos quebrar esa ignorancia.»

Según estimaciones a grandes rasgos, cerca del 10% de los hogares norcoreanos tienen una computadora, y la mitad de los ciudadanos urbanos posee una ‘notel’, que es una especie de dispositivo portable chino.

La oficina Coreana para Voz de Los Mártires también había enviado Biblias a la parte sur de Corea del Norte en 2015.

«En Corea del Norte, aún los niños entienden el riesgo de poseer una Biblia. Inclusive las medias, cierto tipo de ropas y comida pueden ser peligrosas. La gente que elige poseer una Biblia conoce que su decisión es en extremo peligrosa, pues podrían acabar siendo ejecutados,» compartió el Reverendo Eric Foley.

Una desertora norcoreana, Hee Yeon Lim de 26 años, recientemente compartió en una entrevista que el dictador del país, Kim Jong Un mantiene esclavas sexuales adolescentes, quienes fueron tomadas de las escuelas, disfruta de la vida lujuriosa y de excesos, mientras que la ciudadanía muere de hambre, y los niños son forzados a presenciar las ejecuciones públicas.

Lim, quien ahora reside en Seúl, Corea del Sur, contó que tuvo la posibilidad de huir del país junto a su madre desde Pyongyang en 2015. Su padre, el coronel Wui Yeon Lim de la armada norcoreana, quien murió a los 51 años, se encontraba permanentemente en servicio, y fue su profesión lo que le dió una mirada más profunda del régimen dictatorial.

Lim contó una ocasión en que fue obligada junto a compañeros de clase, a observar la ejecución pública de 11 músicos norcoreanos acusados de realizar un video pornográfico. «Los músicos fueron traídos, atados e inmovilizados, para que no pudieran moverse o pedir por sus vidas,» dijo Lim. «Lo que presencié ese día me revolvió el estómago. Fueron masacrados a la vista de todos.»

Según Puertas Abiertas, de cree que entre 50,000 a 70,000 cristianos están sufriendo abusos en los campos de prisioneros de Corea del Norte.

El año pasado, un reporte de Christian Solidarity Worldwide reveló que el gobierno comunista en Corea del Norte, ha arrojado cristianos debajo de aplanadoras, los ha colgado en cruces en llamas, los ha arrojado desde puentes y tantas otras formas de torturas. Una política de culpa por asociación se aplica, haciendo que los parientes de cristianos también sean arrestados sin importar si practican o no la de de sus familiares.»