“Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados. –Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? –le dijo su madre–. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados!” Lucas 2:48

Imagina dentro de la partitura musical, un compás de cuatro tiempos está cubierto con un silencio de redonda, es decir, dentro de ese compás hay solamente “silencio”. Y si durante cuatro compases seguidos hay “silencios de redonda”, el tiempo en “silencio” es muy grande. En la partitura musical es común que esto suceda, pero hay veces que en la vida diaria no es así.
El Dr. Lucas cuenta una historia interesante de un matrimonio muy conocido y admirado, José y María. Dice que cuando volvían de celebrar fiesta en Jerusalén, habiendo pasado un día entero de viaje, descubren que su hijo Jesús, un adolescente de 12 o 13 años, no viajaba con ellos. Miran, preguntan, buscan pero nadie sabe responderles donde está su hijo. Entonces deciden regresar y tres días después lo encuentran dentro del Templo. Aunque nada malo estaba haciendo, esos cuatro días de “silencios de redonda” fueron cuatro días terribles para ellos. Seguramente pensarían: “Perdimos al Hijo de Dios”.

Que piensas, que no sufrieron? Claro que sí, se llenaron de angustia, es que la angustia enferma y mucho … y que un hijo desaparezca durante cuatro días hace que pensemos miles de cosas y digamos otras miles de cosas y ninguna buena. Solamente imagina esa escena …

Estas cuatro últimas semanas que pasé en “silencio”, es porque en la partitura de mi vida tuve cuatro compases con “silencios de redonda” y al igual que José y María, mi cuerpo enfermó y estuve muy angustiado y desesperadamente buscaba al “Hijo de Dios” que creí haberlo perdido. Para algo la Sabiduría Milenaria nos enseña que “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?” Y a mí me caben las generales de la ley. Cuando lo encontré, instantáneamente fui sanado y restaurado. Y debo confesarte que ÉL estaba tan cerca mío que no lo veía.

Muchas veces te aparecen en la partitura de tu vida que debes permanecer en los benditos “silencios” durante varios compases, sea esos tiempos donde nada te sale bien, donde te quedas sin trabajo o pasas problemas en tu familia, ese tiempo donde tenés que permanecer en “silencio”, donde te quedas solo, te abandonas porque piensas haber perdido al “Hijo de Dios”… Recuerda que tu mente actúa de una forma pero los caminos de Dios son distintos. Nunca dudes que lo encontrarás y siempre estará muy cerca de ti. Como el salmista dice: Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda. Nunca olvides que los “silencios de redonda” también forman parte de tu partitura y la partitura con su melodía continúan.

Quiero agradecer inmensamente a aquellos que me escribieron palabras de amor, consuelo, confianza y esperanza. Realmente, me hicieron bien, muy bien. Gracias por el compañerismo. Ahora sí, ya restaurado y con otra experiencia muy fuerte y muy hermosa, sigamos caminando juntos. Y si sabes de personas que estén pasando estos “silencios”, re-envíales este mensaje de esperanza. La partitura sigue…

eliasbajer@businessandswing.com)