Cristianos que escaparon de Boko Haram se han enfrentado a “abierta discriminación” en el campo de refugiados y se han visto obligados a comer hojas para sobrevivir, de acuerdo a un Obispo Nigeriano.
Alrededor de 3.000 familias – 15.000 personas han sido apoyadas en la persecución por la caridad de Puertas Abiertas, la cual ha provisto de alimento y dinero para ayudar a los sobrevivientes para los pocos meses que restan.
Muchos de ellos son de Gwoza, una ciudad declarada por Boko Haram como la capital de estos ‘califatos’ en 2014.
Debido a la discriminación que han enfrentado, cristianos están reuniéndose en campos informales. El Obispo Willian Naga, líder en Borno del Instituto de la Asociación Cristiana de Nigeria, dijo: “El gobernador hizo lo mejor cuando los cristianos tuvieron que huir de sus lugares en 2014 y 2015. Pero cuando el cuidado de los campos fueron entregados a otras organizaciones, la discriminación comenzó.
Ellos darán alimentos a los refugiados, pero si son cristianos no les darán. Incluso abiertamente dicen que el alivio no es para los cristianos, por lo tanto es una discriminación abierta.
Jack Van Tol, Director de Puertas Abiertas para nuestra África, dijo: “Estamos muy agradecidos de poder ayudar a familias que estaban sufriendo tanto. Los reportes nos llegaron a través de nuestra red de iglesias que muchos cristianos estaban en extrema necesidad de ayuda alimentaria. Muchos habían recurrido a comer hojas”.
El Obispo Naga dijo: “Los cristianos en el estado de Borno están traumatizados, y realmente han perdido la esperanza. En el área de Gwoza no hay una sola iglesia de pie. En la parte oriental de Gwoza la mayoría de los cristianos se fueron. E incluso dentro de la ciudad de Gwoza y sus alrededores habían muchos cristianos, ahora no queda ni uno en esta área”.
Pidió a los cristianos que oraran por ellos, diciendo. “Que nuestros hermanos continúen orando con nosotros para que no renunciemos a nuestra fe, por eso continuaremos en nuestra fe dinámicamente, fuertemente, vibrante y audaz. En la mayoría de nuestros lugares todo ha sido saqueado, iglesias han sido quemadas. Nuestros medios de subsistencia nos han sido quitados.
Pero hay una cosa que no se nos ha sido quitada; nuestra fe en Jesucristo no la hemos perdido.