Casi cuatro años después de que refugiados de Pakistán comiencen a llenar las iglesias evangélicas en Tailandia, los miembros de la iglesia están abrumados. Lo que comenzó con un puñado de familias pidiendo dinero, se ha transformado en cientos de personas.

Actualmente, casi 10 mil refugiados pakistaníes están viviendo en Tailandia. Se estima que la mitad de ellos son cristianos que han huído de la persecución, escapando de ataques como el bombardeo en Lahore el Domingo de Resurrección.

“Es fácil y muy barato para los pakistaníes, comparado con países vecinos, obtener una visa de turista por 30 días a Tailandia. Además, la nación con una mayoría budista ha perdido más de 6 mil personas debido al extremismo islamita desde el 2004. Esto lleva a los cristianos de Pakistán, que huyen de la persecución, a creer que el país será comprensivo con su situación”, dice Jeffrey Imm, un defensor de los refugiados.

Aún así, luego de que la visa de turista expire, Tailandia considera a todos los refugiados como inmigrantes ilegales. Muchos dejaron Pakistán sin saber que Tailandia no firmó el Convenio de Refugiados de las Naciones Unidas de 1951, un tratado que protege los derechos de los refugiados. Sin un respaldo legal, muchas familias temen ser arrestadas y forzadas a soportar duras condiciones en los centros de detención de inmigrantes hasta ser rescatados, poder pagar un vuelo de regreso o ser reubicados.

La situación se ha vuelto cada vez más pública. En febrero, la BBC publicó un documental de una hora de duración destacando el trato de Tailandia hacia los refugiados pakistaníes. “Desde su publicación, la situación solo ha empeorado para los inmigrantes”, afirma la Asociación Cristiana Inglesa Pakistaní (BPCA). La asociación reclama que, a principios de mes, las autoridades tailandesas bloquearon dos docenas de voluntarios que trataban de visitar y proporcionar alimentos para los refugiados en los centros de detención, y ahora los familiares tienen prohibida su visita.

“Es una situación horrible”, dijo Imm, fundador de REAL (Responsable por la Equidad y la Libertad). “No pueden trabajar. Tienen que correr y esconderse todos los días. No pueden ganar un salario. No pueden poner comida en su mesa o tener un techo sobre sus cabezas. No pueden obtener medicinas. Necesitan todo lo esencial para vivir”.

Es incluso peor la situación para los cristianos en Pakistán, que viven en una nación de mayoría musulmana. Se enfrentan a leyes de blasfemia, que regularmente se utilizan en contra de los cristianos, y a terroristas suicidas que ya han matado cerca de 100 personas desde el 2013. En Tailandia, siguen siendo una minoría en situación de riesgo. Hoy en día, los monjes tailandeses están planeando hacer del budismo la religión oficial del estado, influenciados en parte por el éxito de los extremistas budistas en Myanmar.