El 13 de enero, Compassion International le dijo a padrinos de más de 130,000 niños indios que, debido a serias complicaciones recientes, cesarían las operaciones a mediados de marzo.
El anuncio llegó un año después que el gobierno de la India le dijera a la organización que «no podía seguir recibiendo donaciones que vinieran de fuera del subcontinente.»
Mientras que la noticia entristeció a los donantes de Compassion, no sorprendió a quiénes están familiarizados con la deteriorada libertad religiosa en India.
El anuncio de Compassion vino luego de que Open Doors Internacional lanzara la lista mundial de los mayores países perseguidores de cristianos.
Corea del Norte, por supuesto, ocupó el primer puesto. Los siguientes doce países son, en su mayoría, abrumadoramente islámicos o, como Nigeria, están sufriendo un despertar de la insurgencia musulmana -en este caso Boko Haram- que tiene como punto de ataque a los cristianos.
Luego, en el puesto 15, justo después de Arabia Saudita, está India. ¿Por qué? India no es islámica o padece una dictadura represiva como Corea del Norte o China.
La situación de India refleja el aumento de lo que se denomina «nacionalismo étnico», en el que, lo que significa ser indio está definido por los términos religiosos -en este caso, el Hinduismo. Un indio que es cristiano, o en su defecto, musulmán, se considera menos que un Indio legítimo, porque el Hinduismo es el corazón de lo que significa ser de India.
La ideología se concibe bajo el nombre de «Hindutva,» la cual desmiente la visión occidental de India como la tierra de Gandhi, gurúes y la no violencia. No hay nada de pacífico y tolerante en Hindutva. Por el contrario, el hombre que asesinó a Gandhi era un fiel simpatizante de Hindutva, y creía que Gandhi había traicionado a la comunidad hindú.
El partido político que gobierna en India, el BJP, es ideológicamente compatible con las ideas de Hindutva. El Primer Ministro Narenda Modi, además de estar implicado en la masacre de 2002 de más de 2,000 musulmanes, ha sido acusado de «promover la religión mayoritaria de India, el Hinduismo, en detrimento del Cristianismo, el Islamismo y otros tipos de fe.»
El compromiso del gobierno con la supremacía hindú, se ha visto reflejado mejor en las varias leyes que prohíben la conversión. Seis estados indios han reglamentado leyes en los últimos años que, efectivamente prohíben la conversión del Hinduismo al Cristianismo o al Islam.
Este es el contexto político y cultural en el cual, el anuncio de Compassion debe ser entendido. El gobierno indio sabe que el dinero que llega de afuera del país, no puede ser reemplazado por donaciones del interior de India. También sabe que toda la ayuda que reciba es vital, ya que 44℅ de los niños indios menores de cinco años están desnutridos y el 72℅ sufre de anemia.
Así que, porqué bloquear a Compassion International. Porque el nacionalismo en la forma de Hindutva triunfa por encima de los niños necesitados.
¿Qué podemos hacer? La buena noticia es que, a diferencia de Corea del Norte o Somalia, existe algo de respaldo político. India quiere incrementar su intercambio anual de exportación con Estados Unidos. «Los cristianos deben hacer que la administración de Trump deje bien en claro al gobierno indio que, dicha interacción económica entre ambos se dará, siempre y cuando, exista un mayor respeto por la libertad religiosa en el subcontinente.»
Y, por supuesto, se debe orar. Es un alivio saber que la Iglesia de América, esta «al menos» elevando oraciones por los cristianos perseguidos.