Hoy, Sudan del Sur celebra su cuarto Dia de Independencia, pero casi nadie está de fiesta allí. En su lugar, están tratando de evitar una hambruna.
El mes pasado estuve en un centro de nutrición en la ciudad de Kuajok en Sudan del Sur, en donde he medido la circunferencia de la parte superior del brazo de Riing Ayii, un niño de 15 meses de edad, con el fin de determinar su nivel de desnutrición.
Con la piel colgando de sus huesos el pequeño fácilmente se clasifica en lo que las Naciones Unidas clasifican como desnutricion severa. El brazo de Riing mide no más que el círculo que usted podría hacer con su dedo pulgar y el dedo índice. No pude ayudar sino solo pensar en lo saludable que es mi nieto de 15 meses de edad quien da sus primeros pasos en el patio trasero en casa, su brazo mide dos veces el tamaño el de Riing.
No necesitamos una forma rápida y fácil para determinar los grados de inanición pero en Sudan del Sur, – un país que lucha con lo que las Naciones Unidas denominan hambre aguda, – hay muchos niños que necesitan ayuda desesperadamente.
En este preciso momento 3.5 millones de personas en ese país están en una necesidad de asistencia alimentaria de emergencia. El único elemento prometedor de realizar la medición en un niño hambriento es saber que aquí en este campamento, en donde se realizan las mediciones, finalmente se recibirá algo de comida.
Cristianos estadounidenses son, en parte, responsables de la creación de Sudan del Sur. Durante los años 90 la defensa a favor de Sudan del Sur dio lugar a la aprobación de la Ley de Libertad Religiosa Internacional en 1998 y en última instancia presiono a la administración de George W. Bush a tomar un papel activo en el conflicto de Sudan. Se llegó a un acuerdo de paz y en 2011 nació un nuevo país.
Sin embargo, hoy estamos faltando a nuestra responsabilidad moral de sostener este país infante mientras lucha por caminar por sí solo. Nos hemos movido hacia otras preocupaciones antes que hacer el trabajo aquí en Sudan del Sur. Los cristianos necesitan mantener el rumbo en este tema antes que galvanizar iglesias, porque hay vidas en juego mientras que Sudan de Sur se lucha por una verdadera independencia.
Hace 18 meses, el conflicto estalló en la capital, y no se ha detenido. Casi una quinta parte de la población, 2 millones de personas, han sido desplazadas, unos 13.000 niños han sido reclutados por grupos armados –un aumento del 40 por ciento desde el año pasado.
El conflicto se orienta ahora hacia la escasez de alimentos. Con tantas personas huyendo, las malas cosechas del año pasado y la plantación limitada de este año, las personas se están quedando sin alimentos. El Programa Mundial de Alimentos dice que “el incesante conflicto y el inicio de la temporada de escasez están intensificando los niveles alarmantes de hambre” en todo el país.
Cerca del 40 por ciento del país enfrentara “una hambruna aguda” que requiere la intervención de suministro de alimentos para salvar vidas. En Junio, el personal de Visión Mundial se estaba quedando sin paquetes esenciales de mantequilla de maní. Estos paquetes salvan vidas a los niños desnutridos. Por ahora, este grupo de valientes están salvando vidas pero el futuro es incierto.
La familia de Riing regreso a Sudan del Sur en el año de 2011 con la esperanza de la promesa ofrecida por el referéndum del país acerca de la independencia.
“Estoy feliz que ahora estoy de vuelta a mi país”, dijo su madre. Pero, continua, “yo apenas consigo comida para mis seis hijos”.
Por ahora, Riing se está recuperando y aumentando de peso con su mantequilla de maní. Pero este niño, casi de la misma edad que el frágil país en el que vive, enfrenta un difícil futuro. Riing y el resto de Sudan del Sur necesitan urgentemente de ayuda.
Ahora más que nunca, los cristianos americanos que ayudaron como partera para el nacimiento de este país, necesitan terminar el trabajo, la crianza de Sudan del Sur, para convertirlo en un país completamente desarrollado. Nosotros le debemos a los miles de niños que como Riing el terminar lo que empezamos.
Richard Sterns es Presidente de Visión Mundial en Estados Unidos y autor del libro “The Hole in our Gospel and Unfinished”
de Susana Murcia, traductora de La Gaceta Cristiana