Aceptando a Jesús
«El día que acepté a Cristo, es un día que nunca olvidaré. Tenía 19 y entré a la iglesia vestido completamente de rojo porque era parte de los Bloods. Y al final del servicio religioso, el Pastor hizo un llamado al altar”, dijo LaFleur.
“El Pastor me miró, y dijo: ‘Hay una persona más que necesitar venir y entregar su vida verdaderamente Cristo’. Entonces me puse de pie, y la iglesia entera estalló en aplausos porque todos sabían el tipo de persona que yo era. Y desde ese día hasta ahora, nunca miré atrás. Decidí seguir a Cristo y fui bautizado ese mismo día”.
Unos años después de su bautismo, LaFleur dijo que pasó toda una noche encerrado en su habitación, orando por su libertad de la pandilla Bloods.
“Los rumores acerca de las pandillas son ciertos. Una vez que entras, no hay salida. Pero oré por ello”, dijo. “Yo pedía: ‘Dios sácame de esto’, porque cuando dejaba de responder los llamados y asistía a la Iglesia, los miembros de la pandilla iban a mí casa a buscarme”.
Eventualmente, LaFleur supo que en los Bloods lo habían catalogado como ‘intocable’, refiriéndose a qué cómo se había unido a la pandilla siendo menor, no era lo suficientemente maduro para entender en qué se comprometía. Debido a su edad, se le permitió dejar la pandilla.
Aún con la libertad de su afiliación a la pandilla, LaFleur necesitaba guía para seguir el estilo de vida cristiano. Dijo que no le fue fácil. Conoció creyentes dentro y fuera de la Iglesia, que le discipularon y guiaron más cerca de Cristo.
Un Sueño de Dios
Mientras continuaba hacía una relación más cercana con Dios, LaFleur dijo que nunca olvidará la noche cuando se quedó dormido y Dios le regaló un sueño.
Mientras dormía, soñó que iba en un auto con sus mejores amigos, quienes todavía eran miembros activos de la pandilla Bloods.
En ese sueño, sus dos amigos iban en los asientos delanteros conduciendo con las ventanillas bajas, y LaFleur iba en el asiento trasero. Todos estaban vestidos de rojo de pies a cabeza, ya que en el sueño pertenecían a la pandilla.
Cuando los tres pararon en un semáforo, vieron que un grupo de hombres rodeaba el auto.
LaFleur recuerda que su sueño tomó un giro para peor cuando miró por la ventana y vió la bandera azul de Crisps flamear, su rival de pandillas.
En el sueño, LaFleur vió a los miembros de los Crisps apuntar al vidrio del auto y disparar contra él y sus amigos hasta la muerte. LaFleur pudo salir del auto y huir. Despertó exaltado, cubierto en sudor y temblando de miedo.
“Al despertar de mí sueño, el teléfono sonó. Era uno de mis amigos, el mismo que estuvo en mí sueño. Me preguntó si podíamos almorzar, y me sentí nervioso por lo que acababa de soñar”, recordó LaFleur.
LaFleur dijo que no quería ir al almuerzo. Mientras comían, el amigo recibió un llamado telefónico. Era su madre que le decía que debía ir a la casa de su amiga urgente.
Sin saber qué ocurría, el joven de 19 años fue a la casa. Apenas entraron, la devota mujer cristiana comenzó a orar en lenguas espirituales. LaFleur y su amigo se sentaron en silencio hasta que la mujer terminó de orar.
La mujer les dijo que había soñado con ellos la noche anterior. Soñó que ambos eran atacados a punta de pistola y que debían tener cuidado.
“La mujer confirmó mí sueño ese día. Aún hoy, sé que Dios nos dió el sueño por una razón, nada sucede por accidente”, dijo LaFleur. “Algo en mí cambió ese día. Mí corazón quedó impactado cuando supe que soñamos lo mismo, y supe que era el momento de acercarme aún más a Jesús”.
Después de ese día, LaFleur formó un lazo profundo con la mujer.
“Ella se convirtió en mí madre espiritual. La llamaba cada día. Ella me escuchaba. Me leía la Biblia y teníamos profundas conversaciones acerca de Dios”, dijo. “Ella me llevó más cerca de Jesús y me alejó de otras egoístas, me enseñó de que necesitaba librarme aunque ya no fuera parte de la pandilla”.
La mujer aún vive. Tiene 76 años y conserva sus lazos con LaFleur.
“Ella se volvió parte de mí, y ahora que está anciana, yo estoy a su lado para amarla y cuidarla con el amor y el poder de Cristo”, dijo LaFleur.
Trayendo a otros a Cristo
Años después, LaFleur se mudó a Oklahoma, y continuó viviendo su vida cristiana en la Iglesia Autoridad.
Fue ordenado como ministro el 6 de febrero del 2022. Espera que en su rol como ministro, él pueda continuar inspirando a jóvenes de pandillas pues los ve como la futura generación. También desea viajar por el mundo compartiendo su testimonio.
“El tiempo de Dios es perfecto, y Él sabía que era el momento para mí ministerio. Y si Dios pudo librarme de una pandilla violenta, puede liberar a cualquiera”, dijo LaFleur. “El objetivo para mí ministerio es traerle la gloria a Dios. También quiero brindar esperanza, sanidad y ríos de liberación para la juventud, porque ellos son el futuro”.
Antes de moverse a la ciudad de Oklahoma y ser ordenado, LaFleur recuerda a su madre espiritual guiándolo a desarrollar una pasión por Cristo. El comenzó a buscar a alentar a otros a experimentar el mismo deseo de conocer a Dios más íntimamente.
LaFleur comenzó a asistir a clases de discipulado en su iglesia y participaba regularmente en las reuniones. Y después de buscar a Dios en oración, dijo que necesitaba comenzar a evangelizar.
LaFleur regresó a dónde solía andar con sus viejos compañeros de pandilla. Les predicó el Evangelio. Tres de sus amigos pandilleros aceptaron a Cristo como su Salvador, y abandonaron la pandilla.
Vidas Transformadas
Uno de los tres pandilleros que aceptaron a Cristo bajo el discipulado de LaFleur, era su mejor amigo, él que había estado en el sueño del auto, aquel que LaFleur y su madre espiritual soñaron la misma noche.
Otro de los tres fue Mike Sims, de 34 años, esposo y padre de una niña de 11 años.
Sims dijo que, como LaFleur, había crecido en Beaumont en una familia amorosa. Era el más pequeño de seis hermanos.
Para Sims, su recuerdo primario de la niñez era alrededor de los cinco años, en la escuela elemental. Durante esos años, dijo que su madre y su padre eran devotos en cuidarlo y enseñarle la fe cristiana.
Sin embargo, para el tiempo en que Sims llegó a sexto grado, experimentó un cambio que dió vuelta su mundo.
“Mi mamá enfermó. Así que, yo comencé a cuidarla”, recordó Sims, agregando que su mamá quedó incapacitada y requirió de cuidado permanente por parte de su familia.
Con su madre enferma, dijo Sims que la familia dejó de asistir a la iglesia regularmente.
En el vecindario, Sims notó que los miembros de los Bloods vestían regularmente de rojo, y él deseaba algo para distraerse de la realidad que enfrentaban su madre por la enfermedad debilitante.
No pasó mucho antes que Sims entrara a los Bloods, esperando compañía y fraternidad en medio del dolor que atravesaba por la condición de su madre.
En una ocasión, Sims dijo que nunca olvidaría lo que el director de su escuela le comentó al enterarse que se había unido a una pandilla.
“El director de mí escuela me dijo que estaría muerto o en prisión antes de los 18 años”, recordó Sims. “Eso realmente me impactó. Baje los brazos. Simplemente me volvería otra estadística”.
En 2002, cuando Sims tenía 14 años, su madre falleció a causa de su enfermedad.
Sims dijo que la muerte de su madre avivó su deseo de ser parte de la pandilla. Y lo sería por los próximos 10 años.
“Mientras mí mamá estuvo enferma, yo decía que si algo le sucedía, no tenía nada porqué vivir”, recordó Sims. “Y así me sentí, cuando finalmente ella murió”.
‘Nunca olvidó a su hermano’
Mientras estaba en la pandilla, Sims conoció a LaFleur, y los dos se volvieron compañeros de crímenes así como de la vida. Sims dijo que sintió que LaFleur se preocupaba por él “como un hermano se preocupa por su hermano”.
Era natural que cuando LaFleur se acercó al Cristianismo, Sims también lo hiciera, recordando aquellos tiempos cuando su familia le llevaba a la iglesia.
Cuando LaFleur comenzó a discipular a Sims, este sintió que LaFleur había vuelto porque “nunca olvidó a su hermano”.
“Derek fue una inspiración para mí. Una vez que él encontró la fe cristiana y me dió la guía, me hizo querer cambiar. Tuve una hija, y me comporté cómo un verdadero padre”.
Después de muchas semanas con LaFleur ministrandolo, Sims se volvió a Dios y dedicó su vida para cuidar de su esposa e hija.
De la misma manera que LaFleur pudo dejar la pandilla como ‘intocable’, Sims eventualmente dejo el bando porque era menor cuando se unió al él.
Después de dejar la pandilla, Sims dijo que experimentó la vida lleno de alegría y gozo.
“Me sentía más exitoso. Y la mayor recompensa es mí esposa y mí hija, y poder cuidar de ellas”, dijo.
“Sabes lo que dicen en la escuela de hacer el bien cuando nadie está viendo, pues de eso se trata la vida cristiana. Estoy haciendo lo correcto aunque no estoy bajo el microscopio. Estoy haciendo lo correcto porque así debe ser. Y eso realmente transforma la vida. No quiero mirar hacia atrás nunca más”.