Un ex contrabandista involucrado en el contrabando internacional que impacta a Asia Central se ha abierto sobre cómo es que pasó de traficar drogas ilegales como la heroína a vender secretamente literatura cristiana en naciones hostiles.

El grupo de vigilancia global de persecución Puertas Abiertas USA recientemente resaltó el testimonio de un hombre al que solamente se refieren como Viktor.

Vikto, como muchos de sus compañeros, dejó su casa cuanto estaba en sus 20s para vivir solo. Sin embargo, la forma que Viktor encontró para sobrevivir no fue exactamente legal.

La carrera que Viktor escogió fue el contrabando de drogas, un trabajo que le ayudó a pagar sus facturas pero que también presento un riesgo sustancial de encarcelamiento.

Durante su tiempo como contrabandista de drogas, Viktor fue puesto a cargo de una operación donde las drogas eran contrabandeadas de Tayikistán a su estado en Asia Central.

Debido a que Viktor mostró talento para contrabandear drogas exitosamente, se le dio la oportunidad de expandir su operación a tres países al pasar drogas por la frontera de Afganistán.

A pesar del éxito de Viktor, este no duraría mucho. Viktor fue arrestado y encarcelado en 1996 cuando fue aprehendido con casi nueve libras de heroína.

En la cárcel y conforme su mente se fue deteriorando, Viktor empezó a sufrir de angustia mental y tenía tendencias suicidas.

Viktor recuerda que en esa ocasión él no sabía por cuanto tiempo estaría encarcelado. Eventualmente, el simplemente ya no quería vivir.

De acuerdo a Viktor, las cosas empezaron a cambiar cuando uno de sus compañeros de celda recibió el Evangelio de Juan en un paquete de cuidado que mandó su madre. El reo le ofreció las Sagradas Escrituras a Viktor.

A pesar que Viktor aceptó el regalo, le tomo diez días abrir el libro. Cuando finalmente lo hizo, quedó un poco confundido por algunas partes del leguaje cristiano.

“Palabras como “el Verbo fue primero y el Verbo era Dios” no me hacían sentido,” le dijo Viktor a Puertas Abiertas. “¿Qué significaba? Lo guarde y deje de leer.”

Conforme Viktor siguió sufriendo de insomnio noche tras noche, el gravitaba hacia el Evangelio una y otra vez.

Esta vez llamo su atención la posibilidad de que incluso él, con todos los crimines que había cometido, pudiera recibir vida eterna a través de Cristo.

“Pensando sobre eso yo realmente quería una vida eterna, incluso más de lo que deseaba ser liberado de la cárcel,” dijo Viktor, añadiendo que comenzó a sentir la presencia de Dios.

Viktor recuerda haber llorado a Jesus por una vida eterna incluso cuando no estaba completamente seguro de si Cristo realmente existía.

“Continué leyendo la Biblia solo en mi celda sin cristianos alrededor,” ha mencionado Viktor. “Solo éramos yo y el libro.”

Viktor notó un cambio en sí mismo cuando rechazaba los paquetes de drogas que le pasaban de contrabando en la cárcel.

“Tome la decisión de escoger la vida y mande las drogas de regreso,” indica él.

Aun cuando la mentalidad de Viktor estaba cambiando, dice que después fue diagnosticado con un tipo de enfermedad. Dice que los doctores solo le daban un año y medio de vida.

A pesar de las terribles noticias, Viktor mostro un sentido de gozo en el hecho de que sabía que iría al cielo. El gozo de Viktor parecía confundir a algunos de los prisioneros e intrigaba su interés de que era lo que le traía este gozo.

Como la enfermedad nunca empeoró, Viktor comenzó un ministerio de iglesia dentro de la prisión. Viktor y otros se juntaban en grupos para adorar musicalmente y orar y después la administración de la prisión le permitió a Viktor predicar usando los altavoces de la prisión.

Después de su liberación de prisión, Viktor asistió a un colegio de la Biblia y también comenzó a trabajar con adictos a las drogas en un centro de rehabilitación.

Ahora, Viktor pastorea un movimiento de iglesia en casa en su propio país en Asia Central. Parte del ministerio es financiado por las ventas de sal y granos de Viktor.

Al estar en un área donde las Biblias y la literatura cristiana están prohibidas, Viktor secretamente desde su granero también vende materiales de evangelización y literatura cristiana.

“Tenemos muchas cosas secretas aquí. Pero operamos sabiamente y solo dejamos que la gente de confianza venga a nuestro patio,” dijo Viktor. “Los clientes vienen solo hasta nuestro granero y no mas allá. Cuando la gente viene por libros, cerramos el portón o ponemos un carro al frente de éste. Los vecinos no pueden ver lo que estamos haciendo y no hay razón para venir y revisar. La única actividad visible es la comida que vendemos para los animales.”

Los miembros de la iglesia de Viktor también se reúnen en secreto para evitar que el gobierno los detecte. Muy a menudo Viktor y los miembros de su iglesia socializan con las personas de una villa cercana e identifican a aquellos que están buscando la verdad sobre Cristo. Después un miembro de la iglesia va a los hogares de esas personas y les predica.

“Por ejemplo, si una dama pregunta sobre el bautismo nosotros sugerimos ir a su casa a tomar té y hablar un poco más,” explica Viktor. “Usamos cualquier oportunidad para entrar a sus hogares y compartir el evangelio.”

El ministerio de Viktor también es sostenido con la ayuda de Puertas Abiertas, que opera en más de 60 países alrededor del mundo para ayudar a las comunidades de cristianos perseguidos.

Desde la ruptura de la Unión Soviética, se ha visto un “incremento grande” en el contrabando de drogas y la droga por toda la región, de acuerdo a un análisis publicado en marzo pasado por el profesor de investigación Sebastien Peyrouse de la universidad George Washington.

A principios de este año un hombre canadiense que en un tiempo vivió en las calles y era adicto a oler pegamento le contó a The Christian Post cómo se transformó su vida cuando fue sentenciado a prisión por secuestrar un autobús y comenzó a leer la Biblia.