¿En qué espacio de mi vida, Dios puede formar parte de ella?
Nos encontramos en una crisis a nivel mundial, estamos transitando un tiempo de encierro, en el que nuestras obligaciones se vieron interrumpidas en la forma en la que veníamos realizándolas, pero no del todo, en muchos casos. Pero otros, aún así, continuamos nuestra labor, actualmente delante de un ordenador. Este trabajo hoy nos demanda el doble o triple de tiempo de una u otra manera y estamos focalizados en esta nueva rutina laboral.
De la misma manera, también la labor aumentó entre los quehaceres del hogar y las tareas de los niños. Estos últimos tuvieron que adaptarse a una nueva forma de vida, a no salir al parque, a cuidarse excesivamente, a soportar que aunque los adultos se encuentran dentro de casa, siguen sin tener el tiempo necesario para ellos. Y todo nos lleva a la necesidad de reorganizar nuestra vida y nuestros tiempos. ¡Detente!
Ahora, pensemos un poco atrás, ¿En dónde estuvo focalizado nuestro ahínco los últimos años, meses, semanas, días…? Esta será la manera de revisar cuáles hayan sido las prioridades.
No hay ningún mal en nuestras ocupaciones, hasta el momento en el que comienza a acaparar e irrumpir en nuestra relación con Dios.
Mis estudios, mi labor, mi carrera, la escuela, los hobbies, mis amistades, etc. son cosas que realmente puedo disfrutar; tal vez las considero netamente una necesidad, y no está mal; pero más grandioso será cuando incluyo al Espíritu Santo y lo hago parte en mi diario vivir y me dejo conducir por él cada mañana.
Una relación intrínseca con Dios es todo lo que necesitamos para alinearnos al eje principal nuestra existencia. Y es que es necesario realizar una pausa, reorganizar nuestras prioridades, y que las ocupaciones aún dentro del hogar no nos alejen de las personas amadas. Puedo disfrutar de todo lo que me rodea y hallar la necesidad de permanecer y reconocer que lo que me mantiene vivo es el propósito de Dios en mí, hará que mi día comience de manera diferente. Las Escrituras nos enseñan: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33.
¡Hoy es un gran día para realizar los ajustes necesarios, detén tus pasos, examina por donde caminas, pide cada mañana la dirección al Espíritu Santo, planea momentos de devocional diario de la Palabra de Dios y también de esparcimiento dentro del hogar en familia! Recuerda que Dios ama a la familia, y este tiempo que él nos permite compartir dentro de las cuatros paredes, serán determinantes para seguir constituyendo y afianzando vínculos de amor, paz y desarrollando los frutos del espíritu!
¡Detente, el tiempo que se va no vuelve! ¡Dios te bendice!
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