Un padre cristiano no sólo querrá mostrar el amor y cuidado de Dios a sus hijos sino que deseará modelar el corazón del niño para amar y vivir para de Jesús.
Veamos un ejemplo bíblico.
Cuando los discípulos vieron que la gente traía niños a Jesús, trataron de prohibirlo porque pensaban que aquellos pequeños no eran importantes. Jesús los reprendió. “Y le traían aun a los niños muy pequeños para que los tocara”. Todo padre debería alegrarse de poder traer sus niños a Cristo.
Los discípulos pensaban deferente:
“pero al ver esto los discípulos, los reprendían”.
Puedes pensar en todo tipo de razones por las que podrías reprender a estos padres: “¿no sabes que Jesús está cansado?”, “¿no sabes que eso de cuidar niños es trabajo de una mujer?”. Hay muchas razones por las que un hombre podría decir:
“Los niños no son tan importantes como para que les ponga atención y me encargue de ellos”. “Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el reino de Dios” (Lucas 18:15-16).
Estos niños son como el tipo de personas a las que Dios se inclina. Jesús se inclinó por los niños, no se alejó de ellos. De hecho, dijo algo sobre los niños que es una de las cosas más sorprendentes que ha dicho.
“El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió” (Marcos 9:37).
Eso es sorprendente. Si recibes a un niño en el nombre de Jesús, no sólo recibes al niño, sino que también recibes a Jesús, recibes al Dios Todopoderoso, al Creador del universo. Eso es asombroso. Creo que ninguno de nosotros puede comprender lo que implica recibir al Creador del universo y lo que implica recibir a un niño. Pero eso es lo que dice la Escritura. Y un esposo que quiere ser como Jesús y recibir a Jesús y recibir a Dios Padre estará muy atento en cuidar, acoger, jugar y criar a sus hijos.
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Photo: Daniel Filipe Antunes Santos / Unsplash