A menudo las personas se encuentran en la búsqueda de librarse de las dificultades y piensan que de esta manera podrán encontrar el equilibrio y la calma, para hallar la felicidad y poder disfrutar la vida plena. Pero es el deseo de Dios que aprendamos a tener paz y ser felices aún en medio del caos. No podemos cometer el error de creer que la paz está ligada intrínsecamente a las circunstancias que la vida nos depara. Siempre habrá situaciones que nos afecten y no podremos deshacernos fácilmente de ellas; es más siempre habrá razones para desalentarte, pero aún así, es necesario cambiar la perspectiva de la vida.
Para nadie es una novedad lo que nos toca atravesar. A nivel mundial las personas se encuentran atravesando momentos de crisis terriblemente profundas y de estas situaciones no estamos eximidas. Aún así, es tiempo de entrar en el lugar de paz y reposo. Dios obra donde hay una actitud de fe y de expectativa; no puede obrar donde carece la fe, donde predomina la desesperanza.
En Proverbios 20:24 dice: “Si el Señor dirige nuestros pasos. ¿Por qué tratamos de entender todo lo que sucede en el camino?” de Jehová son los pasos del hombre y la mujer; ¿Cómo pues, entenderán su camino?
Hoy te aliento a hablar con Dios, en cualquier momento del día, y que le digas: Padre, mi confianza está puesta en Ti. Reconozco que eres más grande que todo lo que pueda venir. Confío en tus promesas y guardaré la calma, para ser una mujer en la que Tú también puedas confiar, y que todo lo que me envíes a hacer muestre que tu paz y tu bien están anclados a mi corazón.
No te rindas mujer, hoy necesitas ser portadora de esa paz que sobrepasa todo entendimiento. En tiempos de caos, la paz que reinará en tu vida, será el sello de tu identidad como hija de Dios.
¡Dios te bendice!