¿CÓMO LLEGA EL NIÑO AL CULTO DE ALABANZA INFANTIL?

Por lo general el niño llega envuelto por diferentes sentimientos:

  • Su mente con pensamientos varios
  • Sus ojos con imágenes distorsionadas de las redes sociales y tv no deseadas
  • Sus oídos escuchando críticas, mentiras, etc.
  • Su corazón experimentando inseguridades, temores, dudas, confusión, desilusiones, frustraciones, diferentes emociones, etc.

 

Cada niño llega con su entorno particular, sus vivencias familiares, y con un enemigo rodeándole queriendo robar la bendición de Dios.

Entonces nos encontramos con niños:

  • Cargados 
  • Con presiones
  • Inquietos
  • Descreídos
  • De familias creyentes
  • De familias disfuncional
  • De familias rotas, desgarradas
  • Lastimados emocionalmente y corporalmente.

Necesitamos ayudar al niño a lanzarse en los brazos del Señor y dejar que Él lo remonte alto.

En medio de las alabanzas esas vendas de dolor que lo atan irán cayendo.

Tendremos entonces niños que experimentan la cercanía y el poder de la presencia de Dios.

Ayudando a que esas vendas caigan en cada tiempo de alabanzas.

a) Somos la oportunidad de un niño. Ya sea como músico, como guía/director o como maestro.

Somos la oportunidad para el niño (al ser instrumentos en las manos del Señor) para que pueda sentir la paz, el gozo, la contención, la protección, la seguridad, el perdón de parte de Dios.

Somos quizás el único ejemplo de Jesús en ese momento.

Por eso es importante que no sólo tomemos el tiempo de alabanzas como un momento de canciones nada más.

Salmo 92:1 “Bueno es alabarte, Jehová, y cantar salmos a tu nombre…”

Salmo 73:28 “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien…”

b) Hay una porción espiritual para cada niño. Un regalo espiritual que el Señor desea entregar a cada hijo. A cada niño cuando nos juntamos para darle alabanzas.

 

  1. Cuando le alabamos, Dios nos bendice.
  2. Cuando nos acercamos a Él, Él se acerca a nosotros Santiago 4:8
  3. Cuando venimos a Él con nuestras cargas, Él nos hace descansar San Mateo 11:.28
  4. Cuando le pedimos cosas y lo hacemos con gratitud; Él se agrada Filipenses. 4:6

Podemos ayudar a que el niño experimente todo esto por medio de la música, las alabanzas.

Si el niño se encuentra con la presencia de Dios, encontrará a través de las canciones y la música la forma de soltar sus cargas y recibir así el amor abrasador de Jesucristo que todo lo cura, todo lo vence. Ese niño se sentirá amado por Jesucristo.

Como consecuencia directa ese niño seguramente prestará más atención en clase, se mostrará más abierto, estará más preparado en su mente y en su corazoncito para recibir la Palabra de Dios.

Los niños son la buena tierra.