En Navidad, vemos que Belén – un pequeño pueblo remoto en el Medio Oriente – toma lugar central para uno de los eventos más significativos del calendario cristiano. Cantamos villancicos sobre él, ponemos escenas recreando el Pesebre, y pensamos en él como un lugar de gran paz y bendición.

¿Pero cómo es Navidad para los creyentes en Oriente Medio 2.000 años después del nacimiento de Jesús?

Nadia* vive en Israel, no muy lejos del mismo Belén. «La Navidad es una época muy confrontacional para mí», dice ella – y con buena razón. Ella viene de un trasfondo musulmán, la expulsaron de su comunidad cuando se dieron cuenta que había decidido seguir a Jesús. Al ser la única creyente de su familia, la Navidad puede ser un tiempo solitario para ella. Y aun así cada año, en un hermoso acto de hospitalidad, ella abre las puertas de su hogar para los creyentes secretos que viven cerca para que vengan a celebrar Navidad estando seguros. «El año pasado, había 14 personas en mi apartamento celebrando Navidad y se quedaron toda la noche. Trajeron sus propias decoraciones, incluso hasta un árbol, y trajeron toda la comida que les gusta. ¡La pasamos muy bien! Ellos realmente sintieron que esta también era su casa».

NAVIDAD EN LIBIA

Sin embargo, las cosas son diferentes en Libia. «Navidad no es un día especial en Libia», dice Charley*, un trabajador de campo de Puertas Abiertas quien está en contacto regular con los creyentes aislados de ese país. «No ves nada de árboles de Navidad aquí; la vida sólo continúa como normalmente lo hace. En el día a día de la vida, los creyentes ya de por sí están muy solitarios con pocas conexiones cristianas. Esto se vuelve más aparente en Navidad. Los creyentes individuales de aquí ni siquiera se atreven a soñar con celebrar la Navidad».

Para los cristianos en Libia que tienen conexión con otros creyentes – por ejemplo, otros familiares – puede que hagan celebraciones discretas de Navidad. «No esperes árboles de Navidad, ángeles y nieve seca», dice Charley, «sino que los creyentes en secreto comparten una buena comida el día de Navidad, justo como lo harían en un cumpleaños».
 

Las celebraciones Navideñas puede que sean más modestas en Oriente Medio comparadas con las de aquí en Occidente, pero la fe de los creyentes no disminuye por eso. De hecho, se incrementa su deseo de ver a otros alrededor de ellos que vengan a reconocer que Jesús es el Señor. «Tengo una visión que, antes de que muera, seré testigo de por lo menos un millón de musulmanes palestinos que vendrán al Señor», dice Nadia. «Creo en eso y deseo verlo pronto».

POR FAVOR OREN:

  • Por Nadia conforme abre las puertas de su casa a los creyentes en esta Navidad, y por los creyentes aislados en Libia, para que ellos sepan que Jesús está presente en su angustia.
  • Por la protección de Dios y sabiduría para los creyentes secretos quienes decidan celebrar Navidad este año.
  • Que todos los cristianos perseguidos por su fe experimenten la paz y el gozo del niño Jesús.

*Los nombres se han cambiado por razones de seguridad.